Otros 10 chistes alemanes que nadie puede perderse
Nos dijeron que como humoristas nos moríamos de hambre. Nos dolió, así que sacamos lo mejor de nuestro arsenal para demostrar que en Alemania también hay muchas ganas de reír.
A propósito de palabras enredadas...
Se supone que el alemán tiene palabras enredadas, largas y complejas. Este chiste alemán se burla precisamente de ese cliché: llega un hombre a la farmacia y dice "hola, quiero una caja de ácido acetilsalicílico, por favor". "¿Se refiere a la aspirina?", pregunta el farmacéutico. "Sí, eso mismo, nunca me puedo acordar de esa palabra".
El valor del tiempo
A veces el humor refleja a una sociedad y el valor que otorga al tiempo, por ejemplo: un hombre va al peluquero. Éste empieza a atenderlo y, tras largos minutos, hace un comentario: "su cabello se está poniendo gris, ¿eh?". El cliente le responde, molesto: "no me sorprende, con lo lento que es usted".
Y el valor del esfuerzo
...O el valor del esfuerzo y del trabajo, que es tan bien visto entre los alemanes: un turista busca la entrada de la Filarmónica de Berlín, sin suerte. Apurado y nervioso, se acerca a un transeúnte y le pregunta: "Disculpe, ¿cómo puedo llegar a la Filarmónica?". El transeúnte lo mira y le dice "practicando, pues. Practicando".
Trabajo de oficina
¿Cuál es el día más difícil para un funcionario público? El lunes, porque debe quitar las páginas del sábado y del domingo del calendario... Ok, ok, otro: llega un funcionario donde su superior: "Jefe, ¿me puedo ir 2 horas antes? Mi esposa quiere que la acompañe a comprar ropa". El jefe le dice "de ningún modo, cómo se le ocurre". "Gracias, jefe, yo sabía que usted no me iba a traicionar".
¿Cómo se dice?
El alemán es un idioma con mala fama. Para muchos, suena como una gutural forma de expresión llena de consonantes y gritos carrasposos. No es así, pero qué le vamos a hacer. De ahí surgen chistes que, a estas alturas, son muy conocidos. Algunos: ¿cómo se dice trueno en alemán? "Nubescrujen". ¿Cómo se dice suegra en alemán? "Storbo". ¿Cómo se dice bus? "Subenempujenpujenbajen".
Uno de quesos
A veces se puede hacer humor de cosas simples, como la pronunciación. Un ejemplo: Dos alemanas pasan frente a una quesería que se llama "La Alemana", se detienen frente a la vitrina y empiezan a reír a carcajadas. El dueño del local las oye, las mira intrigado y decide salir a averiguar qué pasa. "Señoras, ¿por qué se ríen?", les pregunta. "Ah, porque ahí dice "que-se-ría-La-Ale-ma-na". Oj-oj.
De Frisia Oriental
En nuestra anterior galería les hablamos de los frisios orientales, que tienen fama de "lentos" en Alemania. Acá tenemos dos ejemplos de chistes sobre ellos. ¿Por qué los de Frisia oriental guardan botellas vacías en el refrigerador? Para ofrecerles algo a los invitados que no quieren beber. Otro, más malo aún: ¿Por qué los de Frisia oriental no comen Brezel? Porque no saben cómo desatar el nudo.
Polémica deportiva
En Alemania el fútbol es pasión de multitudes. Por eso no es raro hacer humor con este deporte. Un chiste clásico: un niño le pregunta a su papá qué pasa cuando un jugador pierde la vista. "Sencillo, hijo, se convierte en árbitro". Uno para expertos en la Bundesliga y Eurovisión: "Dicen que en 2018 Alemania mandará al Hamburgo a Eurovisión". ¿Por qué? Porque ellos al menos quedan en el puesto 16.
Otto y Fritz, Otto y Hans
Otto, Fritz, Hans son usados habitualmente en América Latina para nombrar a los personajes de origen alemán que protagonizan historias donde intentan poner en práctica la lógica y terminan, muchas veces, superados por la realidad. Acá uno escatológico: "¿A dónde vas, Otto?", pregunta Fritz. "A la farmacia, a comprar píldoras para hacer caca", responde Otto. "¿Y por qué no compras la caca hecha?".
Un libro en blanco
Precisamente la fama de malos para los chistes de los alemanes nos lleva a sufrir con cuentos como el que nos envió Reinaldo Castillo a nuestro Facebook. ¿Cómo se llama el libro más corto del mundo? "100 años de humor alemán". Dicen que está muy bueno, pero nosotros todavía no lo entendemos.