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Yatseniuk y el ajedrez ucraniano

Bernd Johann11 de abril de 2016

La renuncia del primer ministro ucraniano era urgente. Se abre con ella el camino hacia un nuevo gobierno. Pero este solo hecho no regresará la confianza de la población en las autoridades, opina Bernd Johann.

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Imagen: picture-alliance/dpa/S. Dolzhenko

Arseni Yatseniuk se aferró durante mucho tiempo a su puesto. Ahora, el primer ministro ucraniano finalmente tiró la toalla y presentó su renuncia. Con ello le ahorró a su país la prolongación de la crisis de gobierno que desde hace meses mantiene en vilo a la política en Kiev y bloquea las necesarias reformas en el país. Es verdad que, en febrero, Yatseniuk había superado una moción de confianza en el Parlamento, pero la coalición gubernamental ya estaba dislocada y gobernar el país se tornó imposible.

Con su dimisión, Yatseniuk le evita además al país la realización de unas nuevas elecciones sobre las cuales se había especulado mucho. Pero tales comicios prolongarían la incertidumbre política. Ucrania no solo necesita un nuevo gobierno, sino también una nueva coalición de gobierno que se pronuncie de manera convincente por la continuación de las reformas. Los partidos que se enfrentan en Kiev han desperdiciado mucha credibilidad, tanto en Ucrania como en el extranjero. Es tiempo de parar esta espiral descendente.

La lucha en las trincheras debe terminar

La renuncia de Yatseniuk abre las puertas a la conformación de un nuevo gobierno. Pero los flancos políticos se encuentran confrontados como nunca antes. Un nuevo gobierno solo alcanzará la capacidad de negociación si los políticos terminan ahora sus pugnas. Solo así podrá Ucrania conseguir la fuerza suficiente para hacer avanzar el proceso de reformas que el actual gobierno comenzó pese a grandes negligencias.

Con todo, Yatseniuk puede presumir algunos logros notables, como la fundación de una nueva policía de tránsito. También en los sectores bancario, energético y financiero se han producido reformas. Pero los logros de tales medidas apenas son medibles. Este fenómeno está especialmente presente en las nuevas autoridades anticorrupción que apenas han comenzado sus trabajos.

Johann Bernd, jefe de la redacción ucraniana de DW.
Johann Bernd, jefe de la redacción ucraniana de DW.

Yatseniuk, sin embargo, debe asumir la responsabilidad por el poco avance de muchas de las reformas necesarias. Aún se necesitan cambios en áreas claves como la Justicia. La planeada privatización de empresas estatales se encuentra congelada. Sobre todo, en el país falta la transparencia. Personajes opacos siguen tirando de las cuerdas tras bambalinas. Los oligarcas siguen ejerciendo influencia política.

¿Un alfil del presidente?

Entre estos oligarcas se cuenta también el presidente Petro Poroshenko, que pese a ser un funcionario público no se ha separado de sus empresas, entre ellas, una emisora de televisión. Desde la publicación de los llamados "Papeles de Panamá", sobre Poroshenko pesa la sospecha de que ha llevado a cabo negocios fiscalmente oscuros con su empresa chocolatera “Roshen”. Las especulaciones no están comprobadas, pero el escándalo ha debilitado la credibilidad del presidente que las pasadas semanas insistió en la renuncia de Yatseniuk.

Ahora, Volodymyr Groysman, actual presidente del Parlamento, deberá ser elegido como jefe de Gobierno. El partido de Poroshenko lo nominó para ocupar el cargo de primer ministro. Groysman es un estrecho colaborador de Poroshenko. Por eso es extendida y justificada la duda en cuanto a si este cambio en la cúpula del gobierno significa verdaderamente un nuevo comienzo en la política ucraniana. Yatseniuk se convertiría solo en un alfil de recambio en el ajedrez político de este país, si no se pone un alto finalmente a la oligarquía.

El país no solo necesita con urgencia un gobierno capaz de negociar y claramente orientado hacia las reformas. El presidente Poroshenko también debe demostrar cuán serios son sus llamados a combatir el nepotismo y la corrupción. Porque lo que ha hecho hasta el momento al respecto es muy poco.

Para aprender alemán: aquí puede leer la versión original de este artículo