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Valores e intereses

25 de septiembre de 2016

¿Qué sucede cuando chocan los valores e intereses propios de un Estado o de una sociedad? Christoph Hasselbach hace una interesante reflexión sobre la política migratoria de Merkel.

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Deutschland Kabinettstreffen Angela Merkel
Imagen: Reuters/S. Loos

La canciller alemana, Angela Merkel, ha hablado mucho sobre valores desde el principio de la crisis de refugiados. Para ella, se trata de defender tanto valores europeos como cristianos. Eso implica acoger a refugiados. Con esta imperativa moral, Merkel ha establecido en Alemania, desde ya hace un año, una política de "puertas abiertas”, dejando repetidamente en claro que no existe límite máximo al número de refugiados.

Ahora, la canciller, recién hace una semana después de las elecciones regionales en Berlín, ha hablado de errores, ha admitido haber perdido control del Estado e incluso ha calificado de fórmula vacía su repetida frase "lo lograremos". No obstante, todo esto da la impresión de ser una maniobra estratégica para restablecer la unidad de su partido político y garantizar, así, nuevamente su candidatura como canciller. Merkel no se ha retractado de su política migratoria.

Lo privado y lo público

Christoph Hasselbach
Christoph Hasselbach

La acogida ilimitada de personas de culturas extranjeras, muchas de ellas con escasa formación, no beneficia a un Estado altamente desarrollado. Sin embargo, eso es exactamente lo que Merkel desde hace tiempo espera de Alemania, apelando a los valores. Los argumentos esgrimidos por políticos y representantes empresariales de que los recién llegados le harían bien a la economía y que podrían equilibrar la supuesta escasez de mano de obra, se han derrumbado rápidamente por sí solos. En realidad, Merkel no necesitaba de ese respaldo. En la elección entre "valores o intereses" decidió darle prioridad a los valores. Su postura tiene algo profundamente protestante: hacer un sacrificio personal para llevar a cabo algo que quizá no le guste, pero que considera deber moral.    

Esta conducta puede que sea honorable en la vida privada, pero ¿puede un mandatario hacer partícipe de ella a su propio pueblo y, aún más, incorporar consigo al resto de la Unión Europea?

Si valores e intereses coinciden, no hay problema. Las dificultades surgen cuando ambos objetivos se escinden. Y eso es lo que está sucediendo. O mejor dicho: así lo ven la mayoría de alemanes, que, entretanto, rechazan la política de refugiados de Merkel, por no mencionar a muchos otros europeos. 

Esto no quiere decir que los valores deben sacrificarse en casos de emergencia por los intereses. Pero, aparte de esto, ¿qué valores? Ayudar a los necesitados es, con seguridad, un deber universal. Pero, en muchos países, también es un valor conservar la propia cultura y mantener, hasta cierto punto, homogeneidad en la población. Así, por ejemplo, Japón prácticamente no ha acogido a ningún refugiado sirio, pero sí ha donado mucho dinero para atenderlos en los países vecinos. Los japoneses dirán: con esto hemos defendido tanto nuestros valores como nuestros intereses.       

Impredecibles alemanes

En el plano diplomático, la política de Merkel toma otra dimensión. La canciller no solo se ha aislado totalmente en Europa, sino que otras naciones empiezan a dudar de Alemania. Y es que los intereses son constantes: quien como Estado persigue sus propios intereses, puede que incomode, pero es previsible.

Ahora, una canciller alemana, viene y subordina, de repente, todos los intereses a su propia conducta ética de valores. Es la misma canciller que como "física" fue fiel seguidora de la energía atómica y que ahora, después de Fukushima, no quiera saber más del tema (por más que en Alemania sea impensable que se produzca un tsunami como el que provocó aquella catástrofe). Por esta misma razón, se ha generalizado en Francia la expresión incertitudes allemandes (la incertidumbre alemana).

Inconstancia y volubilidad; esto no es lo que quieren en el extranjero de los poderosos alemanes, que tienen fama de oscilar de un extremo al otro. Ahora Merkel habla de errores en la política de refugiados. Bassam Tibi, politólogo que emigró de Siria ya hace varias décadas, advirtió hace un mes en entrevista con DW que Alemania podría, también en el tema de inmigración, caer en el extremo de ir de una cultura de fronteras abiertas a una postura de cierre total. Cabe tan solo esperar que esto no llegue a suceder. 

Para aprender: aquí puede usted leer la versión original de este artículo en alemán.