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Opinión: España, segunda oportunidad

José A. Gayarre (ERS)27 de junio de 2016

Con resultados similares a la convocatoria de diciembre, las elecciones de España renuevan el mandato de los partidos del centro. Pero la ecuación de Gobierno sigue siendo complicada.

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Spanien Madrid Mariano Rajoy
Imagen: Reuters/S. Vera

Ha sido la segunda consulta en menos de un año, después que las negociaciones fracasasen tras los comicios de diciembre de 2015. Entonces, pese a la presión de los candidatos en pro de un “Gobierno del Cambio”, el Partido Popular logró mantenerse como fuerza más votada, aunque sin mayoría suficiente.

Para España, fue un resultado inaudito. Para las distintas formaciones, un mandato que no consiguieron cumplir en forma de pactos de Gobierno. Sobre todo, porque la mesa estaba marcada por las anunciadas “líneas rojas” que nadie estaba dispuesto a cruzar antes de sentarse a negociar. Pero también, porque faltaba voluntad y tradición para lograr un pacto de Gobierno a escala nacional.

Elegido y no deseado

Ahora, ante los resultados de los nuevos comicios, muchos españoles seguramente piensen que podrían haberse ahorrado el viaje. El “cambio” se resiste a llegar y el triunfalismo preelectoral de jóvenes formaciones como Unidos Podemos, que ansiaban ocupar el segundo puesto, o Ciudadanos, que aspiraban a ser pieza clave en la formación de Gobierno, terminó en un fracaso.

En contra de todas las predicciones, aparte del PP (52 diputados de ventaja), únicamente el PSOE de Pedro Sánchez puede consolarse por haber conseguido evitar el famoso “sorpasso” y mantener el segundo lugar.

Podemos, a las puertas del "sorpasso".
Podemos, a las puertas del "sorpasso".Imagen: picture-alliance/dpa/J. Lizon

Sin embargo, las dos fuerzas tradicionales siguen sin mayoría suficiente para gobernar. Además, aunque el mandato de Rajoy esté ahora más claro, el jefe del PP sigue siendo esa gran “línea roja” que las demás formaciones no están dispuestas a cruzar para sentarse a negociar.

Gobierno con Rajoy o sin Rajoy

En un país azotado por la crisis, el desempleo y la corrupción, sorprende que el euroescepticismo y el ala “populista” de la izquierda no haya llegado a más en su intento por capitalizar el descontento popular. Precisamente por eso, las fuerzas de centro deberían estar de enhorabuena después de haber obtenido legitimación suficiente para pactar, gobernar y reformar. Un objetivo común que deberían anteponer a los sillones, y en el que deberían pensar antes de plantear posturas “no negociables” que, pese a los malos resultados, algunas formaciones se han apresurado a recordar.

Además, el electorado impartió también un mandato para que los candidatos aprovechen esta segunda oportunidad. Pese a los casos de corrupción que penden sobre su partido, Rajoy tendrá que conseguir interlocutores entre todas las demás formaciones. Si los demás no le aceptan, ignorarían al candidato ganador y será difícil que la partida se juegue en el centro. Pero, a diferencia de diciembre, no habrá margen para el fracaso a la hora de formar Gobierno, ya que España se vería abocada a una tercera convocatoria electoral. Una vía de escape irresponsable que, después de la confianza otorgada por segunda vez en las urnas, el electorado quizás no vuelva a perdonar.