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Opinión: El desafío de recordar juntos

30 de septiembre de 2016

En el barranco de Babi Yar, el presidente alemán, Joachim Gauck, rememoró la responsabilidad por las atrocidades nazis y subrayó la necesidad de no olvidar, opina Christoph Strack.

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Lugar conmemorativo a la masacre de Babi JYar a las afueras de Kiev, Ucrania
Lugar conmemorativo a la masacre de Babi Yar a las afueras de Kiev, Ucrania Imagen: DW/A. Magazowa

Nuevamente un camino difícil. Mínimo dos horas fue lo que duró el vuelo del presidente alemán, Joachim Gauck, de Berlín a Kiev. Y es que es un viaje de 75 años al pasado: un viaje al delirio homicida del nacionalsocialismo. En el lugar de los hechos, del horror, Gauck apeló tanto a autores como a víctimas, así como a los distintos grupos de víctimas, a hacer conjuntamente memoria. Un recordatorio de gran actualidad en tiempos, donde, por el auge nacionalista, se aliena y se distancia de la memoria del sufrimiento.

El último discurso conmemorativo de Gauck    

Ya se podría asegurar que este fue el último de los grandes discursos conmemorativos de Gauck en sus cinco años como presidente de la República Federal de Alemania. Desde el inicio de su mandato en marzo de 2012, ha dado 550 discursos oficiales, de los cuales casi un cuarto fueron en el exterior. Sus discursos, en lugares de Europa donde alemanes perpetraron crímenes, son los que más sobresalen; en cada ocasión hay momentos difíciles, de vergüenza, de memoria, de gratitud por la reconciliación y de responsabilidad conjunta.

En octubre de 2012, Gauck estuvo en Lídice, en la República Checa, 70 años después de la masacre de la población civil a instancias de los alemanes; en marzo de 2013, en Santa Ana de Stazzema, en el centro de Italia; en septiembre de 2013, en Oradour-sur-Glane, en Francia; y en marzo de 2014, en el monumento conmemorativo en Lingiades, en Grecia. En muchos de estos lugares, así como en Oradour, nunca un jefe de Estado alemán había hecho una visita oficial. En todos sus discursos, Gauck abordó el tema de hacer memoria conjuntamente para un futuro conjunto en Europa. 

Christoph Strack
Christoph Strack Imagen: DW

En contraste con otros crímenes, Babi Yar tiene otra cualidad: en el barranco, 33.171 personas fueron asesinadas en dos días, entre ellas la gran mayoría de los judíos kievitas. "Aquí se reveló nuevamente el carácter criminal de la ideología de guerra del exterminio racial en el este de Europa”, dijo Gauck. "Los miles y miles de fusilados” precedieron al homicidio industrial de Auschwitz, añadió. Babi Yar es, a su vez, un lugar del sufrimiento ruso, ya que ahí también murieron miles de prisioneros de guerra soviéticos. Por este motivo, Gauck exigió con gran insistencia, y con razón, revisar juntos el pasado: "Brindar espacio para recordar” a la gente que fue asesinada en este barranco a las afueras de Kiev, donde murieron no solo judíos, soldados o partisanos, sino también vecinos, amigos, niños.

La dimensión europea de la conmemoración          

Así como en su discurso en Oradour, Gauck abordó el tema, al final, desde una perspectiva europea. Esto debido a la preocupación que le genera la manera en que está evolucionando Europa con el brote de nacionalismos y las nuevas fronteras. Ucrania es "parte de nuestra sociedad europea de valores”, dijo Gauck.

Así, ucranianos han recalcado que su país es, hoy y en el futuro, una "nación soberana en un Estado cuya integridad territorial hay que respetar”. Por lo que le corresponde una posición en la familia de las naciones.

"En tanto me incline ante las víctimas del pasado, me pongo del lado de las personas que reportan las injusticias, que brindan ayuda y que de manera infatigable abogan por las personas a las que les han sido vulnerados sus derechos”. Es una gran pretensión la que hace aquí Gauck. Sin embrago, la hace fundándose en la humildad y la fuerza, así como lo ha hecho en sus cinco años de mandato: siempre a favor de proteger el futuro conjunto entre alemanes y europeos.