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Opinión: La dualidad incompleta

Paola Álvarez7 de junio de 2016

El Año Dual Alemania-México nace con una clara vocación económica. No obstante, el ministro germano de Relaciones Exterior también expresó el deseo alemán de que se siga investigando el caso Ayotzinapa.

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Concierto de inauguración del Año de Alemania en México.
Concierto de inauguración del Año de Alemania en México.Imagen: DW/P. Álvarez

“La política exterior no puede limitarse a la gestión de crisis. Hay que cuidar a los socios con los que trabajamos bien y con los que se abren nuevas perspectivas de futuro”. Pocas frases podrían resumir mejor la visita del ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, a Latinoamérica, para lo bueno y para lo malo porque las lecturas pueden ser muchas.

No cabe duda de que el Año Dual Alemania-México nace con una clara vocación económica. Por eso no se puede reprochar a Steinmeier que haya hecho todo lo posible para que la mayor parte de las noticias que saliesen de esta gira sonasen bien, que resaltasen los estrechos lazos comerciales entre dos socios que aunque no comparten cifras espectaculares –todavía– sí consideran sus relaciones como privilegiadas dentro de las regiones a las que pertenecen.

“México se ha convertido en un socio fiable”, ha repetido hasta la saciedad Steinmeier, que esquivó elegantemente la contrariedad de que su colega –la canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu– despachase la rueda de prensa conjunta sin dar a la prensa la oportunidad de hacer preguntas.

Prevalecen intereses económicos

El ministro atendió a la prensa en solitario y pronunció la cifra que posiblemente evitaba Ruiz Massieu: 43. Steinmeier aseguró a la prensa alemana que había expresado a la canciller mexicana el interés alemán en que prosigan las investigaciones. El caso de los normalistas de Ayotzinapa, que ha querido cerrar el Gobierno mexicano con una versión rechazada por las familias de los desaparecidos, pesa sobre cualquier movimiento internacional del Ejecutivo de Peña Nieto, aunque no lo suficiente para eclipsar en los medios las imágenes de la celebrada inauguración del Año Dual en la Ciudad de México. Al menos no estos días.

Conferencia de prensa con el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania y su homóloga mexicana.
Conferencia de prensa con el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania y su homóloga mexicana.Imagen: DW/ P. Alvarez

Es en este punto donde entra en juego la segunda lectura de la frase, “La política exterior no puede limitarse a la gestión de crisis”. La situación que vive México no es vista desde Alemania como una crisis a resolver, al menos no oficialmente.

Aunque Steinmeier haya pedido desde un albergue de refugiados centroamericanos un esfuerzo conjunto a la región para luchar contra el crimen organizado, aunque haya dicho que espera que continúen las investigaciones en el caso de los 43 desaparecidos, aunque reconozca que el Estado mexicano no ha encontrado los instrumentos para luchar contra las constantes violaciones de los derechos humanos en el país... no cree que la relación de Alemania con México tenga que considerarse como la gestión de una crisis. Por eso cualquier palabra se desinfla, según suena. No hay acciones contundentes detrás. Los intereses económicos prevalecen.

No nos equivoquemos. Es legítimo e incluso necesario que Europa y México se entiendan, cooperen, negocien, creen puestos de trabajo y celebren años binacionales con fantásticos proyectos como la economía creativa del Platoon Hub. Más de 120 mil puestos de trabajo dependen de ello y podrían ser muchos más. Pero es también por eso que un socio privilegiado que quiere extender su presencia en el país debe sentirse libre para exigir que en ese país se respeten las leyes y exista un marco democrático tan estable como las cifras.

Desaparecidos en Argentina y en México

Antes de llegar a México, Steinmeier decía en el Parque de la Memoria en Buenos Aires que se han desarrollado programas de formación y sensibilización diplomática para que no se repitan actuaciones como la de la Embajada alemana en Buenos Aires durante la dictadura militar. Entonces se ignoraron los pedidos de ayuda del casi centenar de alemanes desaparecidos y sus familias. La embajada intervino activamente para potenciar buenas relaciones entre el gobierno de entonces y los militares argentinos. Intercedió para que se les siguieran vendiendo armas cuando Estados Unidos impuso su embargo. No podemos hacer una relación directa porque no la hay, pero tampoco negar paralelismos y la ironía de que el comentario sobre la sensibilización llegue antes de entrar a suelo mexicano.

En el Parque de la Memoria hay 30 mil placas por 30 mil desaparecidos. También son casi 30 mil los desaparecidos en México desde 2007, según cifras oficiales. El escándalo del envío ilegal de armas de la alemana Heckler & Koch a zonas de conflicto en México durante casi una década acaba de llegar a juicio en un proceso lento del que se esperan pocos resultados. Algunas de estas armas fueron encontradas en Iguala.

Quizá no encajaba en este ambiente de celebración que Steinmeier mostrase su preocupación por la amenaza de desaparición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ante la reducción de presupuestos de gobiernos como el de Peña Nieto. Pero tampoco habría estado de más.