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Opinión: Bonificaciones no son el mayor problema de VW

Henrik Böhme12 de abril de 2016

Cuando se habla de bonificaciones a ejecutivos, en Alemania surge pronto la pregunta: ¿Por qué se paga tanto, si la empresa se enfrenta a dificultades? Algunos hechos ayudan a comprender la situación, opina Henrik Böhme.

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Imagen: picture alliance/dpa Themendienst

16 millones de euros es un montón de dinero. La mayoría no ganará tal cantidad en toda su vida. A otros, en cambio, les basta un año. Por ejemplo, a Martin Winterkorn. La cifra corresponde a su salario del año 2014. Con esos honorarios se convirtió en el ejecutivo mejor pagado de todos los 30 consorcios que cotizan en el índice DAX. Y él gana aún dicho salario, a pesar de que desde los atribulados días de septiembre no está más al frente del mayor fabricante de autos de toda Europa. Su contrato está vigente hasta finales de 2016. Y en tanto él no diga por iniciativa propia ‘me basta', tiene derecho a cobrar ese salario.

Bolsas llenas

Naturalmente, esto irrita a mucha gente. Y en nada ayuda el enterarse de que el entonces jefe de Finanzas de Winterkorn, Hans Dieter Pötsch, fue colocado en un puesto peor pagado, el de jefe del Consejo de Vigilancia, mediante una indemnización de 10 millones de euros. La cuestión empeora cuando se trata de decidir sobre las bonificaciones correspondientes a 2015, que deben ser pagadas este año. Éstas deben recaer en los ejecutivos del consorcio en sumas parecidas a las de los años anteriores. ¿Cómo es posible todo esto? Ese es el reclamo colectivo en un país en el que los altos salarios de los ejecutivos están, desde el principio, sujetos a la sospecha generalizada.

Henrik Böhme, analista económico de DW
Henrik Böhme, analista económico de DW

Buenas intenciones

Naturalmente, Volkswagen ya no es desde el 18 de septiembre de 2015 el mismo consorcio de antes. Antes había acumulado récord tras récord de ventas, y se veía a sí mismo en camino de convertirse en el fabricante de autos número uno en todo el mundo. Luego salió a la luz el escándalo de emisiones contaminantes, y nada volvió a ser lo mismo. Solo las bonificaciones mantienen su nivel. A la hora de calcularlas, no cuenta solo 2015, sino también los ejercicios anteriores. Eso no lo inventaron los directivos de VW, sino que está consagrado así en la ley. Con ello se pretendía mitigar el impulso a lograr ganancias a corto plazo, así como promover un desarrollo empresarial sostenible. Así que contra las cuentas aplicadas conforme a la norma, en nada ayuda tan sonoro griterío. A veces, leyes hechas con buenas intenciones acaban resultando un tiro por la culata.

Verano caliente

Lo peor de todo este debate es que Volkswagen todavía está lejos de solucionar los problemas que amenazan su existencia debido al escándalo. De momento, la consigna parece ser “todos contra todos” en vez de “juntos por el futuro de VW”. El poderoso sindicato, sin el cual en VW “no se mueve una hoja”, según lo expresó alguna vez el patriarca de la firma, Ferdinand von Piëch, en esta ocasión vocifera bastante y promete a los trabajadores que “nada les pasará”. En vista de las cargas financieras que se ciernen y que aún están por aclararse, esto puede parecer valiente, cuando no ingenuo. Los ejecutivos de la firma, en cambio, parecen completamente empeñados en agachar la cabeza: todo gira en torno a los preparativos de los próximos balances financieros que serán presentados el 28 de abril. Hasta entonces, los directivos buscarán minimizar, en la medida de lo posible, el debate sobre las bonificaciones; y lo harán, por ejemplo, ofreciendo un recorte de un tercio en las mismas. Está por verse si la estrategia tendrá éxito. Lo único claro, hasta el momento, es que el próximo será un verano muy caliente en Wolfsburgo.

Para aprender alemán: aquí puede leer la versión original de este artículo