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Obama admite que es necesaria una reforma de las deportaciones

14 de marzo de 2014

El presidente de Estados Unidos pide una aplicación más humana de las leyes de extradición. Pero insiste en que no le corresponde a él cambiarlas, sino al Congreso.

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Brarack Obama Jahrespressekonferenz
Imagen: picture-alliance/dpa

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, empezó hoy la prometida revisión "humana" de las políticas de deportación de indocumentados en un encuentro en la Casa Blanca con los máximos responsables de estas prácticas y líderes activistas en favor de la inmigración que le exigen paliar las expulsiones. La reunión en la Casa Blanca este viernes se produce menos de 24 horas después de que el presidente estadounidense anunciara a un grupo de legisladores hispanos que le ha ordenado al secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, un "inventario de las actuales prácticas del Departamento para ver cómo puede cumplir (las leyes) de una forma más humana dentro de los límites de la ley".

El anuncio de Obama de que ha ordenado la revisión de las deportaciones ha sido ampliamente interpetado como una respuesta a la creciente presión que soportaba su gobierno de parte de los grupos proinmigración. Y es que los hasta ahora fuertes aliados de la Casa Blanca habían aumentado sus críticas al gobierno demócrata, frustrados por una parte por la falta de resultados legislativos en el Congreso y por la a su juicio desorbitada cifra de deportaciones de indocumentados, que bajo el ejecutivo de Obama ronda ya la cifra récord de dos millones.

Tiene que decidir el Congreso

Murguía provocó malestar en la Casa Blanca hace apenas una semana al llamar a Obama "deportador en jefe", en un juego de palabras que hace referencia a su calidad de comandante en jefe como mandatario. Con la medida, sin embargo, Obama se queda corto frente a las demandas de algunas organizaciones que le pedían que ejerza sus poderes ejecutivos para detener las deportaciones, sobre todo aquellas que provocan la separación de familias. El mandatario ha insistido una y otra vez en que no puede hacer eso y que cualquier medida efectiva y duradera tiene que atravesar la vía legislativa, esto es, el Congreso.

"No hay otra forma de arreglar todo lo que está mal en nuestro sistema migratorio", reiteró hoy su portavoz, Jay Carney. Así que medidas como la revisión de políticas ordenada por Obama "no son más que otro recordatorio de que el Congreso debe actuar lo antes posible", insistió. De esta manera, la Casa Blanca intenta pasar de nuevo la presión a la oposición republicana, que cuenta con la mayoría en la Cámara de Representantes donde la reforma migratoria lleva meses estancada –el Senado ya aprobó una propuesta de ley en junio- por la negativa de los conservadores a actuar en esta materia.

“Un parche” temporal

"Sólo el Congreso puede aprobar una amplia reforma migratoria (...) la responsabilidad final de las leyes y recursos que llevan a la deportación está en el Congreso. Ellos son los que deben actuar. Este año", dijo tras el encuentro en la Casa Blanca Ali Noorani, quien previamente había calificado la revisión ordenada por Obama como un "parche" temporal.

Según fuentes oficiales, el encuentro duró casi dos horas y en él participaron Obama, Johnson y otros altos funcionarios norteamericanos: los altos asesores del mandatario John Podesta y Valerie Jarrett, la directora del Consejo de Política Doméstica de la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, y la directora de Asuntos Legislativos, Katie Beirne Fallon. Del lado de los activistas estuvieron presentes un total de 17 portavoces y directores de organizaciones a favor de la reforma migratoria, entre otros Frank Sharry de America's Voice, Ali Noorani del National Immigration Forum, los líderes sindicales Eliseo Medina y Richard Trumka o Janet Murguía, presidenta de la agrupación hispana más poderosa del país, el Consejo Nacional de la Raza (NCRL).

LGC (dpa, white house)