1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Opinión: No saben lo que hacen

Barbara Wesel16 de septiembre de 2015

Francia ha decidido atacar por aire al Estado Islámico en Siria. Los motivos esgrimidos por el presidente François Hollande son solo una excusa para el activismo político, opina Barbara Wesel.

https://p.dw.com/p/1GXW8
Imagen: Christian Liewig/ABACAPRESS.COM

Este tipo de acciones militares de menor escala las puede decidir el presidente Hollande solo. Cuando se aburre en el Palacio del Elíseo, porque a nivel de política interior no pasa mucho, puede enviar un par de cazabombarderos para apoyar la lucha de Occidente contra la barbarie del Estado Islámico en Siria. Y así, de forma arbitraria, François Hollande comparte su decisión de sumarse a los bombardeos, tras una pausa estival sin grandes iniciativas.

Y puede estar seguro de que los franceses lo admirarán más por este gesto de hombre de Estado global. Los discursos belicistas son bien vistos por los votantes galos. La acción servirá también para mejorar en algo la largamente deteriorada imagen del presidente y lo mostrará como un hombre de acción, un hombre que hace cosas. De este modo, la pregunta de cuán carente de sentido es esta movida aparece como algo mezquino, pues mientras todos los otros gobernantes europeos se dejan estar con el desastre de los refugiados sirios, Hollande envía sus Rafale, por lo menos para dejar una huella.

Muchas preguntas, pocas respuestas

¿Cree realmente el presidente que puede ayudar a terminar la guerra echando más bencina al fuego? Los comentaristas de la prensa francesa acusan a Hollande de cometer el mismo error de George W. Bush en Irak. La comparación puede ser odiosa, pero ambas acciones militares tienen algo en común: carecen de plan.

¿De verdad Hollande cree que sus aviones serán capaces de limitar o restringir los éxitos del Estado Islámico en Siria? ¿Cree que podrá hacer lo que con suerte han conseguido los bombardeos de una fuerza aérea muy superior como la de Estados Unidos? Y supongamos que sí, que sirve, ¿quién se haría cargo del vacío de poder en Siria? ¿No llegará otro asesino al puesto de esta especie de asesino que quieren hacer caer? ¿Y quién creerá la afirmación de este señor de ojos azules, de que en ningún caso el gobierno de París quiere apoyar con sus acciones al sangriento carnicero Bashar al Assad? Uno es recordado por el efecto de sus acciones, no por las intenciones declaradas. La oposición preguntó en el debate parlamentario suscitado tras esto sobre el objetivo de las operaciones: ¿derrocar a Al Assad o expulsar al Estado Islámico? Esa pregunta tiene una respuesta poco clara, toda vez que cualquier posible éxito se ve nebuloso.

No hay solución militar

También François Hollande sabe que no hay una solución militar para la crisis siria, pero se dejó llevar a la acción por la presión interna. Los conservadores republicanos se juegan sus propias cartas en la lucha contra la llegada de miles de refugiados sirios: debemos estabilizar ese país para que ellos se queden en su casa, ese es el argumento. Con eso intentan aplacar la fuerza electoral del derechista Frente Nacional, que lleva adelante una masiva campaña antirrefugiados siguiendo el modelo del primer ministro húngaro Viktor Orbán. Por su parte, el socialista Hollande busca pasar por encima de los partidos de la derecha yendo aún más a la derecha.

El drama en Siria es inadecuado para esta clase de experimentos. Y la promesa de que con una coalición regional sería posible llevar la guerra al terreno deja a algunos sin aire. El presidente Hollande supone, como todos nosotros, que algo así no sucederá. La única solución viable es la política, aun cuando hasta ahora nadie sabe cómo llegar a ella. En todo caso, para esas negociaciones se necesita un estómago a prueba de balas. Tanto las necesarias conversaciones con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, así como con Assad o el Estado Islámico y otros movimientos rebeldes aparecen como nauseabundas. Sin embargo, son inevitables. A estas alturas, para Siria no hay soluciones buenas, solo quedan las menos malas. Y un par de bombarderos franceses no tiene nada que hacer ahí.

Barbara Wesel, corresponsal de DW en Bruselas.
Barbara Wesel, corresponsal de DW en Bruselas.Imagen: DW/G. Matthes