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Monti pide austeridad y unidad

15 de febrero de 2012

Hablando ante el Parlamento Europeo, el primer ministro italiano, Mario Monti, previno de los resentimientos y divisiones en Europa. Al mismo tiempo, exhortó a mantener una política de austeridad presupuestaria.

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Mario Monti, hablando en Estrasburgo.Imagen: Reuters

Mario Monti tiene un gran punto a su favor: la credibilidad. El primer ministro italiano representa la antítesis de su antecesor, Silvio Berlusconi, que aún sigue haciendo noticia por los procesos que enfrenta, entre otras cosas, por cargos de soborno, sin mencionar los escándalos sexuales que también han llegado a los tribunales.

La noticia de que Italia cayó formalmente en recesión al contraerse su Producto Interno Bruto por dos trimestres consecutivos, no le hace mella a la imagen de Monti. A fin de cuentas, también las zozobras financieras italianas del año pasado corren por cuenta del gobierno anterior. “Supermario” pudo llegar en cambio con la frente en alto al hemiciclo del Parlamento Europeo y hablar con la autoridad de un gobernante que ha tomado la situación tan en serio como para renunciar incluso a postular a Roma como sede para los Juegos Olímpicos de 2020 con un argumento contundente: “no sería responsable en las actuales condiciones de Italia asumir la garantía del costo de los juegos”.

Pecados históricos

La responsabilidad es precisamente la carta de triunfo a la que apuesta el primer ministro italiano en medio de la crisis de la eurozona, que dista de estar a las puertas de una solución. Con esa autoridad moral, hizo ante los europarlamentarios fuertes críticas a Grecia, justificando el rigor con que ahora se está tratando a Atenas. “Durante muchos años, la política del gobierno griego fue un perfecto catálogo de las peores prácticas”, dijo Monti, pasando a enumerar algunos ejemplos: corrupción, nepotismo, falta de competencia, licitaciones trucadas y evasión tributaria.

Angela Merkel Mario Monti
Mario Monti con Angela Merkel en Berlín, en enero.Imagen: dapd

Pero no sólo Grecia fue blanco de los reproches del jefe de gobierno de Roma. También recordó quienes comenzaron en el año 2003 a debilitar el pacto de austeridad fiscal: Francia y Alemania, que utilizaron en su día su influencia para eludir sanciones por sobrepasar el límite de endeudamiento fijado en Maastricht.

Advertencia contra estereotipos

Monti, declarado defensor de la disciplina presupuestaria, no intentaba poner en evidencia que nadie está tan libre de pecado como para lanzar la primera piedra. Más bien apuntaba a contrarrestar los estereotipos que dividen a Europa en un norte virtuoso y un sur dilapidador. Concretamente, exhortó a los europeos a no permitir que el euro se convierta en un factor de división. "Todos tenemos que sentirnos responsables tanto por lo que se ha hecho en el pasado como, sobre todo, por la construcción del futuro", afirmó.

Nutridos aplausos cosechó Monti en el Parlamento Europeo. Allí reafirmó también su voluntad de llevar adelante con agilidad las reformas estructurales que Italia necesita. Junto con abogar por una combinación de ahorro e iniciativas que impulsen el crecimiento, aseguró que su país avanza hacia la consolidación de sus finanzas, “aunque el camino aún será largo”.

Los frutos de la gestión de Monti aún no son visibles y tardarán en madurar. Pero cuentan con un abono que vale oro en estos tiempos de crisis: la confianza que genera su política a nivel europeo.

Autora: Emilia Rojas (dpa/Reuters/afp)

Editor: Pablo Kummetz