Los acertijos de la riqueza

Una política agraria que no fomenta un reparto equitativo del derecho a la propiedad, es el origen y causa de conflictos sociales en países tan diferentes entre sí como Camboya, Colombia, Zimbabwe y Costa de Marfil. No sólo la lucha por el poder y la complejidad de los problemas de la propiedad representan un freno a las reformas. Tristemente, representan poco interés para la clase gobernante pues beneficiarían sobre todo a los más débiles de estas sociedades, con escaso poder político.

El informe, "Políticas agrarias para el crecimiento y la reducción de la pobreza", muestra que países tan distintos como China, México, Tailandia, Uganda y algunos países en transición del Este de Europa, han comenzado a enfrentar el problema, conscientes de que el rezago de un importante sector como el campo, tiene un alto costo no sólo social–innumerables conflictos que acaban en derramamiento de sangre- sino también económico: el lastre impide el progreso de la sociedad en su conjunto.

Modelo mexicano

Muchos de los beneficios que conlleva la reforma agraria y una formulación clara de los derechos de tenencia, son evidentes en México, según Nicholas Stern, economista en jefe del Banco Mundial, quien supervisó la elaboración del informe. A partir de 1992, el gobierno mexicano transfirió los derechos de propiedad de unos 50 millones de hectáreas de tierras estatales a las comunidades locales. "La transferencia tuvo el respaldo de nuevas leyes, tribunales agrarios, una amplia campaña educativa, demarcación sistemática de los límites y entrega de certificados de propiedad a comunidades e individuos", según el experto. Según el informe de la organización mundial, esta reforma, aumentó los ingresos, mejoró la administración gubernamental y estimuló el crecimiento de la economía rural no agropecuaria.

Arriendo de la propiedad

Stern afirma que los gobiernos juegan un papel importante al otorgar los instrumentos legales, pero además, porque en muchos países en desarrollo, el gobierno es propietario de gran parte de las tierras en las que los pobres viven y trabajan. "El reconocimiento formal de los derechos de propiedad de los pobres resulta ser una política clara que favorece a todos los involucrados", afirma Klaus Deininger, autor del informe. "Con sorpresa hemos constatado que el arriendo de la tierra es una herramienta que contribuye enormemente al bienestar de los pobres, pues facilita el acceso, el uso productivo y la expansión de la propiedad a otras familias sin tierra que tienen capacidades para explotar su cultivo, como se ha visto en numerosos casos en China y en Uganda".

Los pobres que no tienen muy claro o muy seguro su derecho a la tierra que ocupan o que cultivan, a menudo tienen miedo de criticar la corrupción y otros abusos de poder porque temen que las autoridades les priven de su acceso a la tierra, afirma el estudio. Expertos independientes como Alain deJanvry, profesor de la Universidad de Berkeley, comentó el estudio a instancias del BM. "Sin una clara política agraria y reforma de la propiedad, será difícil o imposible reducir la pobreza estructural y la desigualdad social muy arraigada".