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La escuela de la supervivencia

30 de diciembre de 2014

Los orangutanes en cautividad van a la escuela en la selva. Así, aprenden a sobrevivir en su hábitat original en Indonesia.

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Tienen nombres de persona: Dora, Suro o Jackie. Y también se comportan de forma muy humana cuando con grandes ojos llenos de curiosidad infantil conocen por primera vez su hábitat, la selva tropical de Sumatra. Trepan por ella, saltan y la exploran subidos a la espalda de su protector. Y es que los orangutanes andan de muy mala gana por el suelo. Están destinados a las copas de los árboles, a las que pertenecen. Para los pelirrojos simios todo es nuevo, incluso no siendo bebés. Puesto que Dora, Suro, Jackie y todos los demás ya arrastran un poco de experiencia. Tienen entre cinco y 19 años de edad y han pasado mucho tiempo en cautividad como mascota, sin duda un símbolo de prestigio. Pero ahora deben aprender a sobrevivir en la selva. El objetivo del aprendizaje de la escuela es la reintroducción a la vida silvestre.

Objetivo: reintroducción

No todos lo conseguirán, algunos son ya demasiado mayores para ello. Un orangután libre en la naturaleza tiene una esperanza de vida máxima de 40 años. Aquellos que pasan casi la mitad de su vida en cautividad, tienen menores posibilidades de tener una vida de simio "normal". Dora, Suro y Jackie han aprendido unas cuantas cosas en sus primeros años de vida. Pero no así, a arreglárselas en su hábitat natural, que ahora es la selva. Buscar alimento, construir sus propios nidos, entender los árboles… Todo ello se lo enseñan los biólogos de la Sociedad Zoológica de Fráncfort (ZGF, en sus siglas en alemán) en la selva de Indonesia.

Es una carrera contrarreloj. El número de orangutanes en libertad disminuye. Alrededor de 1.600 animales viven en las reservas naturales, en Sumatra debe de haber un total de 6.000. Esta cifra no es del todo segura, puesto que los animales viven en las copas de los árboles y son difíciles de detectar.

El plan de estudios

Para que Dora, Suro y Jackie puedan dominar su vida sobre las copas de los árboles y seguir el ejemplo de sus cerca de 160 congéneres, que ya han sido reintroducidos con éxito por la ZGF, necesitan aprender mucho, como por ejemplo que las termitas de la madera son una importante fuente de proteína. O que los orangutanes deben cambiar periódicamente su nido para no ser sorprendidos en peligro mientras duermen. También, que los árboles deben ser más gruesos que los barrotes para poder trepar con seguridad por ellos.

Mientras tanto, ya son unas cuantas las crías de simio que han nacido de animales reintroducidos y esto es un gran éxito para los biólogos de la Sociedad Zoológica. De este modo, se asegura la supervivencia de la especie de una manera natural y más segura. Y, además, qué mejor que sean los propios progenitores quienes enseñen a sus crías, puesto que son los mejores conocedores de los grandes misterios de la selva, aunque tengan nombres de persona como Dora, Suro o Jackie.

Autora: Inga Sieg y Redacción Global Ideas
Cámara: Axel Warnstedt
Fotos: Axel Warnstedt e Inga Sieg

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