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La democracia, motor de desarrollo

24 de julio de 2002

"Fortalecimiento de la democracia en un mundo fragmentado", es el título del informe 2002 de la ONU sobre desarrollo humano. Su tesis: sin estructuras democráticas y libertades individuales, no puede haber progreso.

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La participación ciudadana es clave para el desarrollo, según la ONU.Imagen: AP

Noruega vuelve a ocupar la delantera en el índice de la ONU sobre desarrollo humano, seguido de cerca por Suecia, Canadá y Bélgica. Alemania permanece en el número 17, mientras que los países mejor situados de América Latina son Argentina, Chile, Uruguay y Costa Rica. La salud, la educación y el ingreso son factores determinantes para el desarrollo humano. Pero no los únicos; también las posibilidades de codeterminación política aparecen como un punto destacado en el informe de este año, aunque ciertamente el problema más acuciante del Tercer Mundo sigue siendo la pobreza.

Brecha en aumento

Desde el punto de vista exclusivamente estadístico, se pueden consignar los primeros avances: a comienzos de los años 90, cerca de un 30% de la población mundial disponía de un dólar al día; en 1999, sólo un 23% se veía obligado a sobrevivir con esa cantidad diaria. Sin embargo, en términos absolutos, ello implica que más de mil millones de personas viven aún en la extrema miseria. Y la brecha entre los países más ricos y los más pobres continúa agrandándose.

De continuar inalteradas las actuales tendencias, tomará más de 130 años erradicar el hambre de la tierra, según el informe de las Naciones Unidas. En vista de tales pronósticos, la demanda en pro de más democracia podría parecer un mero deseo utópico, formulado por los bien alimentados representantes de las naciones industrializadas. Los escépticos subrayan que, al fin y al cabo, la democracia no basta para saciar a ningún hambriento. No obstante, de acuerdo con el estudio de la ONU, la existencia de estructuras democráticas y participación ciudadana incentiva las políticas de fomento del desarrollo. En los sistemas democráticos, la gente tiene la posibilidad y el conocimiento necesario para hacer valer con más vigor sus derechos económicos y sociales.

Déficit democrático

Pero en este terreno queda mucho por hacer. En 106 de los aproximadamente 200 países del mundo las libertades ciudadanas siguen estando restringidas. Y eso acarrea graves consecuencias, ya que la democracia promueve la estabilidad interna, alentando la solución de disputas por la vía política y no por la militar. Su ausencia, en cambio, favorece los enfrentamientos. Unas 200 mil personas perdieron la vida en conflictos interestatales en la década del 90. Muchísimas más (3,6 millones) perecieron en guerras civiles y el número de refugiados se duplicó a nivel mundial.

El déficit democrático no sólo afecta a determinados estados: en instituciones internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, los siete países más ricos poseen el 45% de los votos; el 55% sobrante se distribuye entre el resto de los estados del mundo. De ahí las demandas de que dichos votos se repartan de manera más equitativa y los procesos de toma de decisiones se vuelvan más transparentes.