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La danza burlesca vuelva a ponerse de moda

Kathrin Erdman / MS7 de julio de 2013

Es algo atrevido, un poco descarado, y, definitivamente, muy divertido. El baile burlesco renace con fuerza en Alemania. Con él, vuelve la femineidad, que tan a menudo queda fuera de la vida cotidiana.

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Imagen: Leon Neak/AFP/Getty Images

Diez mujeres subidas sobre tacones altos pisan el suelo de parqué de una pequeña escuela de baile en el barrio de St. Pauli, en Hamburgo. Están esperando que su clase dé comienzo. Normalmente visten camiseta, vaqueros y zapatillas de deporte, pero ahora precisamente tienen aspecto de deslumbrantes chicas llenas de glamour. Para relajar los ánimos y “entrar en calor”, hay sobre la mesa pastelillos caseros y dos botellas de champán.

La instructora se llama a sí misma "Tesoro Dorado" y explica en pocas palabras el origen de la danza burlesca: "La palabra ‘burlesco' viene del italiano y significa, básicamente, 'paródico'". Un abanico y un sombrerito son buenos aliados de la bailarina de burlesco. Ayudan a montar un buen show, siempre junto con un buen guiño de ojos.

Una nueva forma de femineidad

El ambiente es distendido. Hay todo tipo de participantes, desde una mujer que se dedica a la asesoría de empresas hasta una cuidadora de ancianos. En su vida profesional, tratan de ocultar su femineidad para evitar que su profesionalidad se ponga en duda. Y precisamente ésa es una de las razones por las que se encuentran aquí: el baile burlesco les parece una manera nueva de reconciliarse con su lado femenino. Pueden, en un ámbito privado, mostrar y tomar conciencia de esa faceta. Consideran que esta danza no tiene mala reputación. Al contrario, se trata de algo erótico. Una opinión que, aparentemente, comparten muchas otras mujeres, pues los talleres de baile burlesco se ofrecen por toda Alemania y encuentran en Hamburgo muy buena acogida.

Bucles Victoria y ondas al agua

Convertirse en una buena bailarina en el estilo de los años 30 y 40 no es cosa fácil. En primer lugar, el pelo. Las mujeres de cabello largo se colocan ante el espejo con rulos y un cepillo. La instructora, "Tesoro Dorado", les da algunas indicaciones. Por el día, trabaja de peluquera y por la noche actúa como bailarina burlesca. No revela su verdadero nombre a las participantes. Vale con que se dirijan a ella como "Tesoro". "Estire hacia arriba ese mechón de pelo y enróllelo lentamente hacia atrás", dice a una de las asistentes.

El objetivo es lucir grandes rizos, llamados "Bucles Victoria", uno de los peinados favoritos de las señoras en los años 40. Las que tienen pelo corto, lo tienen más difícil: deben hacerse ellas mismas ondas al agua. Difícil tarea, que realizan con poco éxito. "Tesoro" las anima: "Los peinados se aprenden, no salen así como así".

Aún falta el maquillaje: delineador de ojos y labios color rojo brillante. Después viene lo más importante: las pequeñas copas de encaje que cubren el pezón y que se pegan directamente sobre el pecho. Sobre ellas cuelgan graciosas borlas, que oscilan animadamente con los movimientos de la bailarina y que nunca llegan a quitarse durante el baile. Todas se ríen al colocárselas y dan saltitos arriba y abajo. Entre ellas, no les da vergüenza alguna.

Las chicas practican su baile

La danza burlesca estuvo de moda en los años 30 y 40 del pasado siglo.
La danza burlesca estuvo de moda en los años 30 y 40 del pasado siglo.Imagen: Getty Images
"Tesoro Dorado" es peluquera de día y bailarina de danza burlesca por la noche.
"Tesoro Dorado" es peluquera de día y bailarina de danza burlesca por la noche.Imagen: Miss Golden Treasure

Unos minutos después, se enfundan en corsés, sujetadores, faldas y tacones altos. Un aire de glamour recorre la habitación. "Tesoro" pone música y comienza otra parte de la clase. Se practican varios movimientos de danza burlesca. Por ejemplo, el típico bamboleo de trasero y pecho. "No es tan sencillo cuando una no tiene demasiado arriba", dice una ingeniera con ironía.

Entonces comienzan a desprenderse lentamente de los largos guantes negros: primero un dedo, después el siguiente y "tirar, tirar, tirar", ordena "Tesoro" con su hermoso pestañeo, mientras se balancea ligeramente hacia un lado en una pose típica de chica pin-up.

Recuperar la femineidad y la confianza

"Tesoro" va dirigiendo sus movimientos. Tras una hora de ensayo, pasan a practicar con la música. Paso a paso crean una coreografía de cuatro minutos, en la que las alumnas se desprenden de parte de su ropa. No es tan sencillo desabrocharse la blusa, pero, después de la quinta vez, lo hacen con rapidez y al compás de la música. Todas están tan concentradas que, al poco tiempo, pueden incluso correr y dar una vuelta sobre los tacones. "A pesar de que es muy difícil", señala una.

De vez en cuando, las participantes ríen con fuerza. El ambiente es alegre y distendido. Parecen ganar confianza a cada minuto. "Una se siente bien después, sencillamente porque en la clase se celebra un acto de femineidad", explica una de las bailarinas tras la clase. Otra se alegra de volver a calzarse sus zapatos planos y dos de ellas incluso se imaginan convertirse en bailarinas de danza burlesca. “Pero para eso tendríamos que practicar mucho”, concuerdan. Tras seis horas, el taller concluye. Sienten que han recuperado parte de su femineidad y que han ganado confianza en sí mismas.

Autora: Kathrin Erdman / MS
Editor: Diego Zúñiga