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La caída de la muy rubia y obstinada Eva Herman, una locutora que quiso salvar los “valores morales”

José Ospina Valencia11 de octubre de 2007

La súbita echada de un "talkshow" ante las cámaras de televisión de una ex locutora de noticias causa revuelo en Alemania.No tanto por la decisión del entrevistador sino por el espinoso tema: el uso del “lenguaje nazi”.

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Eva Herman: ¿ingenua o calculadora?Imagen: AP

Eva Herman podría llenar todos los requisitos de lo que muchos creen, dentro y fuera de Alemania, que son las virtudes del prototipo de la mujer alemana: alta, de ondulados y largos cabellos rubios, bella, de ojos azules… y boba.

Por lo menos, son esas las propiedades visibles de la señora Herman que además de ser divorciada, educa a su hijo de ya 10 años para quien, por lo demás, ahora tiene más tiempo de atender, pues fue despedida recientemente de su cargo de locutora del programa emblemático de las noticias de la televisión alemana, el Tagesschau, en la primera cadena nacional ARD, un sobrio y el más exitoso noticiero que desde hace décadas se emite sagradamente a las 8 de la noche. Al parecer, la hora perfecta para enterarse, cerveza en mano, y después de la frugal cena alemana, de qué movió al mundo las 24 horas anteriores.

No se contentó con leer ante las cámaras

Eva Herman, que en los últimos tiempos no se contentaba con leer manuscritos sobre el sistema social alemán, el calentamiento global, la democracia a la Bush y otras catástrofes, perdió su puesto por cometer uno de los pecados capitales de la vida pública alemana: servirse de términos utilizados por los nazis.

La presentación de su libro “El principio de Eva” y sus tesis socio-morales sobre lo que, a su parecer, deben ser los valores que la mujer alemana tiene que representar, se convirtió en la plataforma que amenaza con sacarla de la órbita de la vida pública por ser considerada algo así como la niña mala con la que los hijos propios no deben relacionarse. Al fin y al cabo, ¿quién invita a casa a alguien sobre quien pende la duda de si es o no un fascio?

La mujer de hoy debe regresar al hogar, tener hijos, cuidar de ellos y atender al marido que todos los días llega cansado del trabajo. En ésto se resumen, a grosso modo, las tesis de Herman. Una posición conservadora nada nueva, nada espectacular y por lo demás, legítima, aunque no se comparta o lo hagan muy pocos en la Alemania del año 2007. La piedra en el zapato está en el lenguaje con que la ex locutora defiende sus ataques contra las emancipadas mujeres alemanas de hoy y la sociedad, en general.

La exclusiva, pero explosiva ronda de Kerner

Durante la presentación del mencionado libro, Hermann lamentó expresamente que “los valores de la familia cultivados por y bajo los nazis se hubieran perdido”. Una declaración que causó estupefacción nacional y le valiera la invitación a la ronda de Kerner, el entrevistador estrella de la segunda cadena nacional ZDF y quien terminara sacándola, en vivo y en directo, de su programa.

¿Por qué? Porque en Alemania sigue siendo imperdonable hacer hasta las más remotas comparaciones piadosas con las obras, políticas y crímenes del régimen nazi, que fue en lo que la susodicha también incurrió, además de todo.

Así que ante la inamovible negativa de Herman de declarar sus palabras sobre las supuestas bondades de los valores nazis en la familia como un error y distanciarse expresamente de todo intento apologético, la copa se rebasó cuando la controvertida autora argumentó, como si fuera poco, con otra alusión a la inhumana dictadura de Adolfo Hitler: ¿Si utilizamos (algunas) autopistas (trazadas por) nazis, por qué no puedo mencionar yo los valores de la familia en esa época? ¡Insoportable! ¡Inaudito! ¡Basta!, dijeron los demás invitados a la ronda nocturna casi en coro.

Acto seguido, el presentador la sacó abrupta pero decentemente de la ronda y Alemania entró en estado de shock. ¿Justificable?, ¿Exagerado?, ¿Injusto? Hay tantas conjeturas como consumidores y productores de medios de comunicación.

Lo cierto es que la noche del martes 9 de octubre de 2007 Eva Herman dejó demostrado que sus lamentos sobre la pérdida de los valores defendidos en la familia bajo los nazis no son malentendidos ni tergiversaciones de la prensa. Herman, insiste sistemáticamente en que la política de familia de “esos señores (los nazis)” serviría de ejemplo para salvar a la sociedad alemana de la inmoralidad, falta de principios y baja tasa de natalidad. Herman no sólo rompe el tabú de servirse de términos sueltos de los nazis, sino que basa su argumentación en partes de la ideología que llevó al Holocausto.

El pan (duro) de cada día

El nacionalsocialismo es un tema cotidiano en Alemania. El esclarecimiento, el tratamiento y el análisis de lo que fue y lo que significa haber permitido el surgimiento de la dictadura nazi es una constante de los medios y la vida pública alemanes.

A pesar de que en Alemania existan grupos y hasta partidos de ultraderecha en varios parlamentos regionales, la gran y absoluta mayoría de los alemanes es alérgica a cualquier expresión que trate de minimizar los infinitos daños y disculpar los crímenes cometidos por los nazis.

Se puede decir con franqueza que los alemanes si aprendieron la lección de democracia impartida por los estadounidenses poco después de terminada la II Guerra Mundial. Eso sucedió en los tiempos cuando Estados Unidos sí exportaba democracia. Pero esa es otra historia.

Es probable que la infortunada e insulsa locutora de noticias no sea una “neonazi” y que su caso sólo lo resuelva un cálculo de coeficiencia intelectual o un diagnóstico patológico, pero su reprochable lenguaje hace saltar las alarmas de una sociedad aún traumatizada por los horrores cometidos en su nombre y el de su país.

Si hay algo que los alemanes y las alemanas tienen grabado en lo más profundo de su ser es la premisa “Wehre den Anfängen!” . Algo así como el más elemental grito de alerta que ordena detener y extirpar cualquier asomo de palabra y hecho ideológico que atente contra la dignidad y la libertad. No en vano la democracia alemana es hoy una de las más elaboradas del mundo, y son justamente sus valores los que sí merecen ser conservados, defendidos, aplicados y ¿por qué no?, exportados.