La anguila en la bañera
25 de junio de 2003El matrimonio Richter, de la ciudad alemana de Bochum, tuvo que luchar para poder conservar a su mascota, Aalfred. La anguila llegó a la familia en 1969, cuando el jefe de hogar la capturó en un canal, con la intención de preparar con ella un suculento platillo. Pero Paul Richter no había contado con la sensibilidad de sus hijos pequeños, que se opusieron rotundamente a que el pez corriera tal suerte. En consecuencia, fue adoptado como mascota. Y, como no había un acuario en casa, tuvo que contentarse con la bañera.
El dictamen de los expertos
Ante las quejas de un grupo de defensores de animales que se enteró de la situación y exigió un hábitat apropiado para la anguila, las autoridades de la ciudad de Bochum tomaron cartas en el asunto. Enviaron a algunos expertos a examinar el lugar, tomar pruebas del agua de la bañera y cerciorarse de que la alimentación fuera la adecuada. Tras comprobar que Aalfred se hallaba en perfecto estado de salud y aparentemente era feliz, decidieron dejarlo en su hogar.
"Eso es lo mejor para él", asegura la dueña, Hanelore Richter, indicando que no tiene lugar en casa para instalar un acuario. La única condición que pusieron los expertos fue que se pusiera una cañería dentro de la tina de baño, para que Aalfred dispusiera de un lugar donde ocultarse. Al fin y al cabo, también las anguilas tienen derecho a la privacidad.