Lámparas de plasma para la buena salud

Levantarse con la luz del sol y acostarse con el brillo de las estrellas es más que una idealización bucólica del reparto del tiempo. Es una cuestión de salud. Sin embargo, como sucede con tantas otras cosas, la vida moderna ha arrasado con los límites entre el día y la noche, entre el hoy y el mañana. La bombilla hace caso omiso de la oscuridad. La corriente eléctrica nos despierta antes de que ose revelar su presencia el primer rayo matutino.

Aceleración del envejecimiento, depresión, malestar físico y enfermedades diversas son la consecuencia. El ser humano no puede ignorar su vinculación con la naturaleza, pero sí imitarla con sus inventos. El Ministerio de Formación e Investigación alemán apoya con millones de euros la búsqueda de un grupo de científicos germanos de la luz perfecta: una que se asemeje a la del astro rey.

Azul y melatonina

La excesiva exposición a la iluminación artificial deja su huella en el cuerpo humano: por las noches, el insomnio dificulta el descanso, por las mañanas, el despertar resulta duro. El cansancio físico y psicológico aumenta, además del riesgo de sufrir hipertensión, ataques cardiacos y tumores.

Cinco empresas productoras de bombillas y elementos lumínicos trabajan con un grupo de expertos en alteraciones del sueño y cronobiología de la Universidad de Medicina de Berlín y con el Instituto de Investigación Plásmica y Tecnología de Greifswald, en el norte de Alemania, para dar con la lámpara que evite estos trastornos.

Habiendo superado la primera fase del proyecto, los científicos y técnicos han podido descifrar ya algunas claves, como por ejemplo, que la cantidad de azul contenida en la luz juega un papel determinante, y que la melatonina debe fluir sin cortapisas.

Luz de luna

La melatonina es una hormona segregada por el cerebro y otros órganos de los seres vivos complejos y realiza una importante función de regulación del ritmo biológico o cicardiano. La melatonina se encarga, por ejemplo, de que sintamos el sueño por las noches y de evitar la oxidación de las células, protegiendo el ADN y ralentizando el envejecimiento.

“Las bombillas convencionales dificultan la producción de esta hormona, y ahí puede encontrarse una de las claves del insomnio”, además de la fuente para un gran número de depresiones y otras dolencias, comenta el Heinz Schöpp, del Instituto de Investigación Plásmica y Tecnología.

Y es que las bombillas convencionales emiten una luz con cantidad desmesurada de azul, tonalidad que se interpone en la segregación de melatonina. Las nuevas lámparas, que recibirán el nombre de PLACAR (siglas en alemán de “lámparas de plasma para el ritmo cicardiano"), eliminan por completo el azul del espectro luminoso.

Además, estas lámparas son capaces de modificar a lo largo del día la intensidad de su luz, como lo harían los rayos del sol, y son más eficientes y económicamente más ecológicas. Si los científicos tienen éxito, el Ministerio de Formación e Investigación alemán no descarta sustituir las antiguas bombillas por esta nueva modalidad, permitiendo que los seres humanos vuelvan a guiarse por algo similar al brillo del sol y la luz de la luna.