A principios del siglo XVIII el margrave Carlos Guillermo ordenó construir Karlsruhe con la ambición de alcanzar los ideales estéticos de una ciudad absolutista. Primero se levantó su palacio de recreo. Se trazaron 32 calles que confluían en el palacio, como si de un abanico se tratase.
Los nuevos ciudadanos, además de recibir terreno y material, quedaban libres de impuestos, gozaban de libertad de culto y estaban eximidos de la servidumbre. La tumba del fundador de la ciudad, una pirámide, se encuentra en la Plaza del Mercado. Su Galería Nacional de Arte, uno de los museos más antiguos de Alemania, alberga la colección de la casa real de Baden. El Centro de Arte y Medios Tecnológicos es un centro pionero en el mundo del arte contemporáneo.