Jóvenes filipinos - Una generación globalizada
11 de enero de 2016
Una de cada cinco familias filipinas vive en la pobreza. Con el anhelo de mejorar su futuro, muchos filipinos se van al extranjero a trabajar en el sector sanitario o en cruceros turísticos. Mientras, ellos ganan dinero lejos de su país, sus hijos crecen en casa con los abuelos u otros parientes. Actualmente, unos 10 millones de filipinos trabajan en el exterior. Las remesas que envían son una bendición para sus familias y para la economía nacional, pues la tercera parte de la población activa carece de empleo.
Otra vía a la prosperidad pasa por los rascacielos de oficinas de Manila. Filipinas ha desbancado a la India como campeón mundial en callcenter, centros de atención telefónica. Más de un millón de filipinos trabajan en este sector, sobre todo para empresas estadounidenses. Por eso, muchas oficinas funcionan de noche, cuando en Norteamérica es de día. Este nuevo rubro es ya tan importante para la economía nacional como las remeses del exterior. Cada día, miles de habitantes de zonas rurales emigran a la capital con la esperanza de labrarse un futuro. Siguiendo el modelo de sus vecinos asiáticos, Corea del Sur, Tailandia o China, Filipinas es hoy un estado emergente. Ningún otro país del planeta se ciñe tanto al modelo de la globalización como Filipinas.
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