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¿Hacia dónde se dirige la economía digital?

Sabine Kinkartz / Evan Romero-Castillo24 de abril de 2013

Desde hace años se dice que la “revolución digital” es imparable. Pero, ¿hacia dónde se dirige y cómo influirá sobre la economía nacional? Sobre eso se debatió intensamente en la Conferencia Digital NEXT de Berlín.

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Imagen: picture-alliance/dpa

No cabe duda de que el mundo digital crece velozmente en tamaño e influencia. Pero ese desarrollo continúa generando más preguntas que respuestas, porque lo que está en juego no es solamente el destino de quienes proveen mercancía y servicios en línea o el de sus consumidores, sino el porvenir de sociedades enteras y el de los sistemas de producción que las sustentan. De ahí que el futuro de la economía en el ámbito de lo intangible haya sido uno de los tópicos más debatidos durante la conferencia digital NEXT de Berlín.

Aunque la economía digital no siempre fue el foco explícito de las exposiciones que se realizaron en ese evento, el tema fue aludido de manera recurrente y no solamente por los expertos en tecnologías de la información. De hecho, uno de los conferencistas que más atención atrajo y más aplausos cosechó fue el economista Peer Steinbrück, quien aspira a la jefatura del Gobierno alemán en representación del Partido Socialdemócrata. Su lema: la economía digital y la tradicional deben articularse en lugar de temerse y combatirse mutuamente.

El político socialdemócrata Peer Steinbrück cosechó aplausos al presentarse en la conferencia digital NEXT de Berlín.
El político socialdemócrata Peer Steinbrück cosechó aplausos al presentarse en la conferencia digital NEXT de Berlín.Imagen: picture-alliance/dpa

Dos caras de la misma moneda

El ejecutivo de Deutsche Telekom se quejó con vehemencia de lo costoso que le estaba saliendo a la compañía –la más grande empresa de telecomunicaciones de la UE– la constante optimización de la infraestructura que hace posible la transferencia de datos, un tráfico de información cada vez más pesado. “El volumen de información que transmitimos anualmente es de 1,3 zettabytes; ese es un número con veinte ceros. ¿Quién va a pagar lo que eso cuesta?”, preguntaba Matthias Schmidt-Pfitzner.

Puede que Schmidt-Pfitzner buscara crear conciencia sobre la responsabilidad que sus empleadores llevan sobre sus hombros y dejar en evidencia la falta de cooperación del Estado, en lo que a costear la “revolución digital” se refiere. Pero lo que el ejecutivo de Deutsche Telekom consiguió fue ser abucheado, sobre todo después de anunciar que la compañía planeaba poner un límite máximo a los datos que los usuarios podían transferir. El que supere ese límite deberá pagar más o resignarse a navegar con más lentitud en Internet.

Schmidt-Pfitzner no fue el único que oreó su descontento con el estado actual de la economía digital. De ahí que el mensaje eminentemente optimista del candidato socialdemócrata Steinbrück –articulado en un inglés casi impecable– acaparara los oídos de los casi 1.500 asistentes; un tercio de los cuales vino del extranjero. “En la combinación de la economía digital y tradicional está el núcleo de una visión que le permitirá a Alemania liderar la venidera revolución industrial”, sostuvo el político, poniendo como ejemplo la armoniosa y rentable sinergia que estaba ocurriendo en las fábricas de automóviles.

Autor: Sabine Kinkartz / Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse