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¿Habrá menos familias adoptivas para refugiados?

Wolfgang Dick (few/vt)25 de julio de 2016

Se pensaba que el joven autor del atentado en Wurzburgo estaba bien integrado, puesto que tenía una familia adoptiva. ¿Qué tanto afectará esto a potenciales familias a la hora de decidir querer adoptar a un refugiado?

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Deutschland Aufnahme minderjähriger Flüchtlinge
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Karmann

El atentado de la noche del lunes pasado (18.07.2016) aún continúa causando conmoción. A la pregunta de si habrá menos familias interesadas en adoptar a un joven refugiado hay, a lo largo del país, una clara repuesta: “No, todavía todo es muy reciente”, dice Helga Siemens-Weibring, quien desde hace cuatro años se desempeña como directora de la división de familia, educación y formación en la diaconía de Renania-Westfalia-Lippe. “No”, dice también Udo Stein, director del servicio social de menores en Bonn. “Tenemos más familias interesadas de lo que realmente necesitamos”, añade. “No, en Wurzburgo no hemos visto ninguna repercusión”, responde, asimismo, Peter Heinßen, el director de la asociación Familias para los Niños en Berlín, la cual recomienda potenciales familias adoptivas a los diferentes servicios sociales de menores.

“El año pasado, después del entusiasmo inicial de querer ofrecer ayuda, hubo un descenso en el interés de familias dispuestas a adoptar a refugiados”, relata Heinßen. “Tras los hostigamientos sexuales en Colonia, la disposición de querer adoptar bajó claramente”, añade. Esto es algo que confirman otros profesionales del servicio social. Heinßen opina que lo sucedido en Colonia ha sido devastador para la disposición de ayudar. Sin embargo, con lo ocurrido en Wurzburgo será diferente, ya que la gente entiende que lo sucedido es un hecho aislado.

¿Cómo reconocer señales de radicalización?

“Según he visto en la prensa, el autor del atentado había aprendido alemán rápidamente y demostrado que tenía ganas de integrarse en la sociedad. No se podían ver señales de que se estuviera radicalizando”, dice Helga Siemens-Weibring. Ella misma tiene dos hijos y sabe lo difícil que puede llegar a ser. “¿Cómo será entonces con hijos que no son tuyos, y que, en un 50 a 75 por ciento, han tenido experiencias traumáticas de guerra? No todos lidian con estos traumas de la misma forma”, añade.

Peter Heinßen concuerda con esta declaración: “Un joven de 17 años ya tiene mucho autocontrol. Si a un joven así, como el autor del atentado, se le asiste por dos semanas es difícil de detectar si la persona se ha radicalizado”. La verdadera personalidad solo se puede conocer después de mucho tiempo y confianza. “Solo cuando el joven refugiado se haya realmente incorporado en la familia empezará a abrirse respecto a su pasado”, explica.

Para Heinßen, la tarea de su asociación no es la de comprobar si alguien es radical o no. Esa responsabilidad recae sobre todo en los servicios de inteligencia y en la Policía: “Pero claro, si nosotros vemos que existen señales de que la persona se está radicalizando, informaríamos a las autoridades. No obstante, tal situación no ha ocurrido”.

Helga Siemens-Weibring, directora de la división de familia, educación y formación en la diaconía de Renania-Westfalia-Lippe
Helga Siemens-Weibring, directora de la división de familia, educación y formación en la diaconía de Renania-Westfalia-LippeImagen: Imago

Proceso para elegir a las familias adoptivas

Las reglas para la selección de familias adoptivas son muy estrictas. En la mayoría de los casos, el proceso es el siguiente: después de ser registrado, el refugiado, menor de edad, es acompañado por un servicio social de menores, el cual funciona como una especie de tutor legal. Seguidamente, la familia que esté interesada tiene que ser primero aprobada por la institución. Udo Stein enumera los criterios para otorgar dicha aprobación: “Primero que todo, observamos la personalidad que tienen los potenciales padres adoptivos. Deben de tener una gran capacidad de resistencia. No puede haber un proceso de 'prueba y error'”. Asimismo, las circunstancias de vida deben de ser las apropiadas: hay que tener suficientes medios financieros así como un lugar de residencia adecuado, es decir, limpio y arreglado. Padres interesados, que tengan una situación de pareja estable, tienen ventaja.

Las familias escogidas pueden contar con el apoyo del servicio social de menores: “Nunca dejamos solos a los padres adoptivos. Tienen a su lado a trabajadores sociales, así como a asesores especializados”, explica Udo Stein.

Padres adoptivos reciben en Bonn –así como en las demás ciudades– una capacitación intensiva y continua, para aprender a sobrellevar situaciones difíciles, las cuales puedan ocurrir durante el cuidado.

Investigación sobre familias adoptivas

La federación de la diaconía emprenderá una gran investigación, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, sobre familias que hayan adoptado a refugiados, para establecer, entre otros, cuáles son los desafíos más grandes a la hora de tener que cuidar de alguien. Helga Siemens-Weibring espera que el estudio arroje información importante que ayude a los padres a reaccionar mejor en caso de que el joven refugiado de señales de alguna anomalía que pueda llegar a ser peligrosa para la sociedad.

El profesor Klaus Wolf enseña pedagogía en la Universidad de Siegen e investiga sobre niños que crecen en situaciones poco favorables. Él opina que la responsabilidad no puede recaer únicamente en los servicios sociales de menores. Según Wolf, es necesario apoyar a las familias que adopten a jóvenes refugiados con terapeutas, psicólogos, traumatólogos y psiquiatras.