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12 de junio de 2017

Todo empezó en julio de 2015 cuando estaba claro que Ai Weiwei había recuperado su pasaporte y se mudaba de Pekín a Berlín...

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Deutschland Autorinnen Bettina Kolb und Eva Mehl der Doku "Ai Weiwei Drifting"
Imagen: DW/E. Mehl

Eva: Pregunté en el Fake Studio de Pekín si podría hacer un pequeño reportaje sobre Ai Weiwei cuando llegara a Berlín. Me dijeron que, primeramente, Ai Weiwei necesitaba descanso. Y que en cuanto se aclimatara a Berlín, podría hacer incluso un documental largo. Ya conocía a Ai Weiwei. Había vivido algunos años en Pekín como periodista freelance y desde 2007 ya escribía sobre él.

Bettina: Eva me preguntó si querría rodar un documental sobre Ai Weiwei en Berlín. La idea era acompañarlo durante un año. ¿Cómo lo marcó su tiempo en prisión? ¿Cómo lo cambia su estancia en Berlín? En esos momentos no teníamos ni idea de todo lo que pasaría ese año. Pero pronto nos dimos cuenta: el gran tema de Ai Weiwei era la crisis de refugiados. Dije que sí. En 2007 lo había visto en la Documenta de Kassel y me pareció interesante, pero también un enigma. Sentía curiosidad.

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Las documentalistas Eva Mehl y Bettina Kolb acompañaron a Ai Weiwei durante un año.Imagen: DW/Eva Mehl

Eva: En noviembre de 2015 empezamos el rodaje, con Ai Weiwei como profesor invitado de Bellas Artes, del programa Einstein, en la Universität der Künste. En diciembre viajamos con él a Lesbos. Era su primer contacto con inmigrantes, que llegaban de Turquía a bordo de lanchas de goma por el Egeo. Ai Weiwei quería salir a buscar a inmigrantes en una lancha a motor. Quería entender qué pasaba. De repente apareció en el horizonte un bote, vacío, abandonado. Los refugiados ya habían sido rescatados por la patrulla costera. Ai Weiwei se subió al bote y nosotras filmamos. Quería ponerse en el lugar de los migrantes y sentir lo que sienten ellos. Se dejó llevar mar adentro, aunque no sabe nadar. Estábamos preocupadas.

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Ai Weiwei camina muy rápido. Apenas podíamos seguirlo, incluso con calzado deportivo.Imagen: DW/Eva Mehl

Bettina: Si se quiere seguir a Ai Weiwei hay que ser rápida. Todo un reto con una cámara en la mano y todo el equipo a la espalda. El artista camina rápido, sin dar la impresión, sin embargo, de tener prisa. Nosotras habíamos decidido rodar las dos, con una cámara pequeña. Y necesitábamos buen calzado. Acompañar a Ai Weiwei no solo exige rapidez sino también flexibilidad. En un abrir y cerrar de ojos, el maestro cambia de ruta y de plan. Un cortejo de asistentes lo sigue como por arte de magia.

Eva: Para nosotras, la cuestión central era saber por qué Ai Weiwei hacía de la crisis de refugiados su tema principal y qué tenía esto que ver con su propia biografía. Durante todo el año Ai Weiwei había viajado mucho: a los focos candentes de la migración para rodar su documental "Human Flow". Nos dejó la puerta abierta. Pero no pudimos seguirlo a todas partes. El 24 de julio pasa algo. Ai Weiwei está inquieto, lleno de actividad, todos los días en movimiento y continuamente de viaje. ¿Qué hacemos con el documental? ¿En qué viajes lo acompañamos, a cuáles renunciamos? Viajar a todas partes es imposible. Prescindimos de Kenia, Turquía, Líbano, y de las grandes exposiciones en Viena, Florencia, Praga y Ámsterdam. En lugar de eso lo acompañamos a Idomeni, antes del desmantelamiento del campo de refugiados improvisado. El lugar donde, en tiendas de campaña, en medio del barro y la lluvia, miles de personas esperan a que se abra la frontera entre Grecia y Macedonia. El punto de partida de la ruta de los Balcanes. O a Gaza, y a París o Nueva York para buscar con Ai Weiwei los rastros de su pasado, y donde también expone sus obras. Un recuerdo muy especial es la visita de Ai Weiwei a su madre en Pekín, que permite atisbar algo de su historia familiar.

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El estudio de Ai Weiwei en Berlín, en el sótano de una antigua cervecería de 1861.Imagen: DW/Eva Mehl

Bettina: Y el arte culinario de Ai Weiwei. Pudimos probar los "jiaozi", las empanadillas chinas, que Ai Weiwei hace para su familia y sus amigos. Estaban deliciosos. Y además aprendí algo de chino: "nanmin de yifu" (ropa de refugiados). Para mí, Ai Weiwei sigue siendo un enigma, aunque él mismo asegura: "soy exactamente lo que ven".

Bettina y Eva: A menudo nos preguntan si la producción de Ai Weiwei es más bien arte o comercio; o  cuál es la diferencia entre el artista Ai Weiwei, el activista o la persona en privado; o por qué Ai Weiwei no es tan crítico con China desde que está en Berlín. En la capital alemana se espera mucho del artista chino. Intentamos un cambio de perspectiva. Entretanto Ai Weiwei ya está preparando su próximo gran proyecto.  Y es que Ai Weiwei es muy rápido.

Eva Mehl y Bettina Kolb