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Espionaje de datos en Internet: “inquietante afán de control”

Andreas Noll /Emilia Rojas24 de junio de 2013

Los servicios secretos británicos (GCHQ) habrían espiado a usuarios de Internet en mayor medida aún que los estadounidenses, según la prensa. La especialista Constanze Kurz explica el trasfondo, en entrevista con DW.

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Imagen: picture-alliance/dpa

DW: Tras las revelaciones sobre el proyecto estadounidense “Prism”, se dice ahora que el servicio secreto británico supera incluso a la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. (NSA) en el espionaje de Internet. ¿La sorprende?

Constanze Kurz: Desde hace años se viene informando que los británicos se valen de los cables de comunicación que pasan por la isla. En consecuencia, solo sorprende en qué medida esos servicios han creado espacios al margen de la ley.

¿Es el programa de espionaje británico “Tempora” efectivamente más amenazador que su equivalente estadounidense “Prism”?

Especialmente amenazadores se vuelven ambos programas en conjunto. Tanto los británicos como los estadounidenses tienen reglas para estas observaciones sin motivos concretos. Estas reglas contemplan que una parte de la comunicación debe tener lugar fuera de Estados Unidos o de Gran Bretaña, respectivamente. Mediante la cooperación, los servicios de ambos países pueden intercambiar datos. Eso afecta a un gran porcentaje de la comunicación global. En el caso de los británicos, hablamos de más de 20 Pentabytes (20 millones de gigabytes) que, según la información de The Guardian, han sido escudriñados y almacenados temporalmente. También la cantidad de gente involucrada en ello es enorme y desproporcionada para una democracia.

¿Tienen los británicos un mejor acceso a los cables de datos que los estadounidenses?

Gran Bretaña tiene la ventaja de ser una isla y de que muchos cables pasan por ella. Eso también tiene razones históricas. Los primeros cables submarinos, que fueron tendidos hace muchas décadas, iban en parte de la isla a Estados Unidos. Pero no se trata solo de los cables, sino también de comunicaciones vía satélite.

¿Qué puede hacer el servicio secreto británico con esa cantidad enorme de datos?

Por lo pronto los escudriñan, como también lo hacen los servicios secretos estadounidenses o alemanes: buscan determinados términos entre los e-mails o los datos de las redes sociales, o bien direcciones de correo electrónico, el número de identificación de celulares, etc. También hay que mencionar que tienen acceso a los datos cientos de miles de personas, empleados empresas privadas que colaboran con los servicios de inteligencia. Es un espacio carente de leyes tan grande que cuesta imaginarlo.

¿Qué objetivos persiguen los servicios secretos?

El objetivo de combatir el terrorismo, que siempre se esgrime, no tiene sentido desde mi punto de vista. Más bien se trata de ejercer el control, cosa que por lo general se les reprocha a los dictadores. Si se escudriñara esa enorme cantidad de datos con el fin de combatir el terrorismo, sería un método increíblemente ineficiente. Los métodos tradicionales de los servicios secretos serían mucho más efectivos. En el fondo, se trata solo de un afán cada vez mayor de controlar que tienen los gobiernos. Me parece sumamente inquietante y no deberíamos resignarnos a ello.

Constanze Kurz piensa que la sociedad no debe resignarse al espionaje de datos.
Constanze Kurz piensa que la sociedad no debe resignarse al espionaje de datos.Imagen: picture alliance/dpa

¿Cree que también el servicio de inteligencia alemán (BND) tenga programas de similares dimensiones?

Algunos aspectos de los programas de vigilancia son conocidos. En parte, el BND lo hace dentro del marco legal: la llamada ley G-10 permite en principio la vigilancia estratégica de las comunicaciones de larga distancia, de llamadas telefónicas y correos electrónicos. Pero la situación no es comparable en cuanto al volumen, porque hay límites y nosotros, en la Comisión G-10, tenemos una noción general de lo que hacen, de modo que hay cierta forma de control legal, aunque no sea apropiada. Se recibe solo una vez al año un panorama estadístico, pero no se sabe por ejemplo qué empresas cooperan con el BND para analizar los datos. Y precisamente esas empresas privadas son un gran problema en Estados Unidos y Gran Bretaña.

¿Pueden los usuarios de Internet protegerse de algún modo?

Codificando los correos electrónicos uno se puede proteger en cierta medida. Eso hoy resulta relativamente simple, porque los programas son fáciles de usar. El asunto se vuelve más difícil con los meta-datos, que dan cuenta de quién llamó a quién y desde dónde. Pero yo no creo que ese sea el camino correcto. A corto plazo nosotros mismos utilizaremos en Occidente tecnologías que en el fondo fueron ideadas para proteger a la oposición en países con dictaduras. Pero también debemos abordar el problema en términos políticos y legales. Estos espacios al margen de la ley, en los que nadie puede revisar nada, deben acabarse.

Los cerrojos electrónicos ayudan, pero no resuelven el problema.
Los cerrojos electrónicos ayudan, pero no resuelven el problema.Imagen: Fotolia/m.schuckart

*Constanze Kurz es portavoz del Chaos Computer Club y trabaja en la Escuela Superior de Técnica y Economía de Berlín. En su calidad de especialista formó parte de la Comisión de Internet y Sociedad Digital del Parlamento alemán.

Autor: Andreas Noll /Emilia Rojas

Editor: Enrique López