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El sexo, motor económico

10 de abril de 2005

Los problemas de impotencia sexual provocan en Alemania pérdidas económicas cifradas en más de 65.000 millones de euros, según un estudio de la Sociedad de Investigación Social Empírica (GEWIS).

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La satisfacción sexual incrementa la productividad laboral.Imagen: Illuscope

"La frustración sexual inhibe la productividad". Muchos lo intuían, pero ahora esa aseveración adquiere un tinte más científico: la formula el Dr. Habermehl, miembro del directorio de la Sociedad WISO, que llevó a cabo una encuesta entre 1032 hombres y 1022 mujeres, de entre 20 y 65 años, laboralmente activos.

Problemas de alcoba

El estudio arroja resultados que ayudan a descorrer el velo sobre un tema que siguen siendo tabú en buena medida. De acuerdo con él, en Alemania unos 7 millones de hombres padecen problemas temporales de erección. Y esas experiencias sexuales negativas repercuten directamente en el rendimiento laboral. De hecho, la mitad de los encuestados afirmó que al día siguiente de un fracaso amatorio requiere entre una y tres horas para motivarse en el trabajo y recuperar la concentración.

No sólo los varones se ven afectados por este tipo de problemas. También las mujeres sufren las consecuencias. Según el estudio, 3. 200 millones de mujeres disminuyen su rendimiento laboral debido a que les preocupan los problemas de impotencia de sus parejas. En promedio, el tema les impide concentrarse durante un promedio de 1,44 horas diarias.

Daños materiales

Haciendo los cálculos correspondientes a partir de estas respuestas, se puede colegir una baja de rendimiento o improductividad de 1,06 horas en promedio. Y esto equivale a un daño económico del orden de 65.300 millones de euros al año. En consecuencia, el tema también debería preocupar a los departamentos de personal de las empresas. Porque sólo un empleado sexualmente satisfecho puede ser cien por ciento eficiente.

Aun tratándose de un asunto tan íntimo, la causa del problema no suele ser ajena al ámbito laboral. Sabido es que el principal factor que atenta contra el apetito sexual es el estrés y éste se genera muchas veces precisamente en el trabajo. De este modo se forma un círculo vicioso que no sólo amenaza a la persona en sus relaciones de pareja, sino que puede llegar a afectar igualmente su vida profesional.