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Problema no resuelto

9 de marzo de 2012

El resultado de la reestructuración de la deuda griega provoca alivio, pero para Grecia representa el comienzo de un duro camino, opina Henrik Böhme.

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Es posible que se trate de un “momento histórico” para Grecia, como describió el resultado de la reestructuración de deuda el ministro heleno de Finanzas, Evangelos Venizelos. Pero, justamente, el acento debe colocarse en la palabra “momento”, y no en “histórico”. Los acreedores privados deben renunciar a una parte de sus exigencias y la montaña de deudas de Atenas se reduce a 107.000 millones de euros. La primera buena noticia del día es que también los bancos, las aseguradoras y los fondos hedge –y ya no sólo el contribuyente- saldrán al rescate de Grecia. Pero la mala noticia es que esa ayuda no será suficiente para sacar al país heleno del atolladero.

Claro que Europa puede respirar aliviada por el momento, sobre todo los griegos. Pero hay algo sobre lo que nadie se atreve a hablar en voz alta, y es que se trata de una quita de deuda parcial, con lo cual el problema se resuelve sólo en parte. Únicamente un verdadero corte de deuda, una condonación completa, podría permitir que Grecia recupere su capacidad de maniobra. Se supone que con el recorte actual Grecia podrá resistir mejor la carga de su deuda. Pero esa carga sigue comprometiendo el 160 por ciento del Producto Interno Bruto, y el rendimiento económico del país sigue barranca abajo. El plan de rescate contempla que Atenas vuelva a obtener dinero del mercado de capitales en 2014, y que en 2020 ya se haya afirmado lo suficiente como para que su enorme deuda se reduzca en un 120 por ciento. Son ocho años en los que pueden pasar muchas cosas, y el concepto no tiene las características de una verdadera perspectiva.

Henrik Böhme, de DW.
Henrik Böhme, de DW.Imagen: DW

Lo que debería suceder es, ante todo, que Grecia se reinvente a sí misma. Con ayuda de sus socios europeos, el país debería poder edificar una estructura que corresponda a los estándares europeos. Pero es algo que no se resolverá en una década, sino que será la tarea de varias generaciones. Aunque eso hiera a los griegos en su orgullo, tendrán que aceptar la ayuda de los demás. Cientos de jóvenes griegos están emigrando, huyendo de la falta de perspectivas, y buscando una nueva oportunidad, por ejemplo, en Alemania.

Otros miles de millones de euros fluirán hacia Atenas, y eso es hoy una muy buena noticia, pero Grecia debe aprovechar el momento para atreverse a comenzar de nuevo. Los europeos no permitirán que Grecia se hunda, pero pronto deberán ocuparse de algún otro país en dificultades. Inmediatamente después del acuerdo en Atenas, los bonos portugueses cayeron bajo presión y están en la mira de los mercados, por lo cual se presume que ahora le toca a Portugal. Y eso es realmente una muy mala noticia.

Autor: Henrik Böhme (CP)
Editor: Enrique López