El fin del mundo está cerca

Podemos suspirar aliviados (o quizás tristes) porque todo está claro. Expertos, numerólogos y pitonisas han adaptado a los tiempos las predicciones de textos sagrados y de conocidos visionarios cuya reputación está más que probada.

A Nostradamus le gustaba el fútbol

El archiconocido adivino Nostradamus, que vivió en el siglo XVI, predijo que la selección española se convertiría en ganadora del Mundial. Estas fueron sus palabras:

"Cuando el sexto mes de 2006 finalice, el Rey de España cruzará los Pirineos con su ejército. Las legiones de Belcebú aguardarán la batalla en las planicies del centro de Europa. La destrucción y la derrota caerán sobre los malvados. El Santo Grial volverá, con el Rey triunfante, a España".

Haciendo una traducción futbolística, la visión de Nostradamus está más que clara: España, con la presencia del rey Juan Carlos, llevará a la península la Copa del Mundo.

Y si el famoso astrólogo lleva siglos diciendo esto, no van a venir ahora unos pobres jugadores mortales a echar por tierra una voluntad divina. Todo coincide; la época, el lugar, la visita segura del rey. El santo grial de nuestros tiempos es, sin duda, el trofeo de campeones del mundo. Y "volverá" porque ya estuvo en España. Quedaría por ver quiénes son las malvadas "legiones de Belcebú" (Ronaldhino y compañía son, desde luego, verdaderos diablos del balón).

Los textos bíblicos hablan de fútbol

Pero los dioses no sólo están del lado de los ibéricos. La segunda revelación llega de Israel y se trata de la interpretación de un raro fragmento de las mismísimas Sagradas Escrituras. Resulta que un estudioso israelí llamado David Skolni concluye que la selección de fútbol argentina ganará la Copa del Mundo. La cosa se complica. Veamos.

La primera coincidencia es que el fragmento se llama "Balak", igual que el capitán de los alemanes, y era el nombre del rey de Moab en los días en que los israelíes deambulaban por el desierto del Sinaí en busca de la tierra prometida. Según la leyenda, Balak apela al profeta Balaam para que maldiga a los israelíes pero Dios se lo impide y éste termina bendiciéndolos tres veces.

Bueno, en este caso la identidad de los malvados se conoce. Según Skolni, los alemanes perderán goleados 0 a 3 en la final con los argentinos, cuyo entrenador y cuyo capitán, mira tú por donde, son de origen judío. Para más inri, la voz hebrea para designar al defensor es "balan", función que desempeña el capitán, Juan Pablo Sorín. Además, el profeta Balaam bendijo a los israelitas tres veces que es el mismo número que lleva Sorín en su camiseta. Esperen que hay más; la indumentaria de los jugadores argentinos tiene curiosamente los colores de la bandera israelí. Demasiadas coincidencias. Para Skolni no hay dudas. Los aficionados argentinos se frotan las manos seguros de la victoria.

Las matemáticas no fallan

Como si de un mal de ojo se tratara, los alemanes han recurrido a sus brujos y visionarios para encontrar un contraconjuro eficiente contra la maldición que se les avecina. Estos han invocado a los antiguos dioses germanos pero parece que no han respondido. Entonces han tenido que recurrir a la numerología y a la "coincidenciología" que, a veces, pueden resultar muy útil si se acompaña de alguna que otra pócima de la imaginación. Les explico.

¿Se acuerdan de los años en los que Alemania se proclamó campeona del mundo? exacto. Primero fue en el 54, después en el 74 y, por último, en 1990. Pues bien, si multiplicamos 54 por 74 se obtiene 3996. Si restamos a esta cifra el 1990 de la tercera copa, los números se revelan como una fuente tremenda de sabiduría. El resultado es 2006. Los alemanes, como buenos alemanes, apelan a la lógica y las matemáticas para predecir su propia victoria. Pero los números dan poca información y hasta la fecha no se ha podido deducir con este método quién será el equipo rival.

Feria de ocultismo en Alemania

Después del éxito de Dan Brown y sus iluminados, quizá no es difícil explicar que este Mundial se haya convertido en una feria del ocultismo y de las artes oscuras. Todo empezó con el chamán ecuatoriano, que supuestamente había usado el vudú para embrujar los estadios. Incluso los racionalísimos germanos encargaron a un experto alemán deshacer el oscuro encanto. Y además se comentaba que el entrenador de Angola había recurrido como los otros a los servicios de un brujo.

Sea como sea, lo cierto es que la caja de Pandora se abrió este año en Alemania y las hordas del infierno se adueñaron de los estadios germanos haciendo sudar a los jugadores. O si no ¿de dónde creían que venía el terrible calor? Aquí se cuece algo. Y ojalá estemos todos preparados cuando llegue el día del juicio "final"; quizá no haya más amaneceres.