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“El condón femenino da independencia sexual a la mujer”

Luna Bolívar Manaut26 de agosto de 2008

Oxfam ha iniciado una campaña para propagar el uso del condón femenino y acabar con los tabúes que lo rodean. Pero, ¿qué aspecto tiene este método? ¿Es cómodo? ¿Cómo se usa? DW-WORLD habló con la ONG.

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Una mujer sostiene un condón femenino.Imagen: picture-alliance /dpa

A la Conferencia Internacional contra el SIDA, celebrada en a principios de agosto en México, Farah Karimi viajó desde Holanda para ser la portavoz de Oxfam. La directora general de la ONG en este país europeo pudo responder así a muchas preguntas sobre los condones femeninos, y presentar la campaña que emprende para promover su uso.

También DW-WORLD tenía algunas dudas sobre este poco extendido método anticonceptivo, a las que Karimi, una vez más, dio respuesta.

Personalmente nunca he tendido la oportunidad de ver un condón femenino más que en fotos, ¿puede explicar qué aspecto tiene?

Farah Karimi: Podría decirse que se parece a una pequeña bolsa de plástico, más o menos, abierta por uno de los lados. En ese lado tiene un anillo que sirve para sujetarlo: el anillo permanece fuera de la vagina y el resto dentro.

No suena muy confortable…

No, no suena muy confortable. Y tiene una forma que tampoco incita mucho a usarlo. Y precisamente sobre eso tratamos de llamar la atención, porque en el condón femenino, que existe desde hace 15 años, se ha invertido entre muy poco y nada.

No ha habido interés por desarrollar nuevos modelos, por simplificar su uso, por que ópticamente resulte más atractivo, ni por hacerlo accesible. Y sin embargo, en una encuesta que llevamos a cabo entre mujeres que lo usan habitualmente y en la que les preguntamos si les resulta cómodo, etc., las respuestas fueron bastante positivas. Pero aún se podría hacer mucho más.

¿Por qué cree usted que no se ha hecho ese “mucho más” que se podría, y seguramente se debería hacer?

Esa misma pregunta nos la hicimos nosotros. Se habla mucho del SIDA, de lo importante que es la prevención… y sin embargo, tenemos ahí un método como el condón femenino, que permite a las mujeres ser totalmente independientes de sus parejas a la hora de decidir si se protegen o no, que apenas se toma en cuenta.

La conclusión a la que llegamos es que en el fracaso del condón femenino influyen algunos prejuicios, como por ejemplo la idea de que a las mujeres no les interesa, que son ellas mismas las que no quieren usarlo. Nosotros hemos comprobado que allí donde existen programas para darlo a conocer, las mujeres reciben con gusto la información y sí hacen uso de él.

Y también creemos que a veces los motivos son culturales: en muchos países no se ha invertido en este método porque se teme a la independencia sexual de la mujer.

¿Un condón para el Tercer Mundo? ¡Siga leyendo!

Aids in Südafrika
En África, el SIDA se está convirtiendo en un problema femenino.Imagen: picture-alliance / dpa/dpaweb

La campaña que inicia ahora Oxfam a favor del uso de condón femenino, ¿va dirigida en primer lugar a los países del Tercer Mundo o también prevé dar a conocer este método aquí en Europa?

Nuestra campaña va dirigida principalmente al Tercer Mundo, en primer lugar África, donde el SIDA se ha convertido en una verdadera epidemia. Y el SIDA es cada vez más, por lo menos en los países africanos, un problema femenino. La mayoría de los nuevos infectados son mujeres jóvenes.

Pero nuestra campaña va también dirigida a quienes tienen en sus manos la posibilidad de invertir e investigar en el desarrollo de condones femeninos de mayor calidad, y a quienes pueden influir para que este método llegue a las mujeres que deseen usarlo.

En algunos países africanos persisten creencias como que el SIDA se cura manteniendo relaciones sexuales con una mujer virgen, lo que lleva a muchas violaciones y a una propagación de la enfermedad hasta límites trágicos. El condón femenino se puede usar antes del acto sexual en sí, ¿sirve este método para protegerse a diario de un contagio por violación?

Esas son las dramáticas historias que nos llegan de países como el Congo o Sudáfrica, en los que las mujeres usan el condón femenino todas las mañanas por miedo a ser violadas. Y si no pueden evitar la violación, por lo menos sí un posible embarazo o contraer el SIDA.

Éste no es el fin que nosotros perseguimos, pero por desgracia hay que decir que la situación de violencia contra las mujeres en algunos países es tal que el condón femenino adquiere estas funciones.

¿Qué hay de los países latinoamericanos? ¿Se muestran ellos interesados en hacerle publicidad al condón femenino?

Nuestra campaña la presentamos precisamente en México, durante la Conferencia Internacional contra el SIDA, y de los países latinoamericanos manifestaron bastante interés, sobre todo por parte de las organizaciones femeninas y de organizaciones que se ocupan del tema SIDA. Todas querían saber más sobre los condones femeninos y ese es nuestro primer objetivo: informar de la simple existencia de éste método.

Algunas de esas organizaciones denuncian que a la hora de dar a conocer el condón femenino que se encuentran con mucha resistencia, en el caso particular de México, por parte de los hombres. ¿Estamos ante un problema de mentalidad?

Sí, sin lugar a dudas. En algunas sociedades, el condón femenino se ve como un elemento que otorga a las mujeres más libertad, mayor independencia sexual. Eso es algo que sabemos y a lo que nos enfrentamos con esta campaña.

Oxfam busca apoyos para el condón femenino y reclama que se dedique más dinero a su mejora. Pero de sobra se sabe que, para aquello que tiene como único destino el Tercer Mundo, es difícil encontrar a empresas dispuestas a invertir esfuerzos, ¿cómo esperan lograrlo?

Éste es uno de nuestros problemas. Por eso hemos iniciado esta campaña, para movilizar a quienes consideran más importante destinar grandes cantidades de dinero a otras investigaciones con mayores perspectivas de éxito comercial.

Para terminar: el condón femenino existe desde hace 15 años pero, ¿dónde se compra?

Y ese es otro de los problemas: que no se puede comprar fácilmente en cualquier sitio. La distribución es muy limitada. Pero, en realidad, debería obtenerse con toda normalidad en el mismo sitio en el que se ofertan condones masculinos.