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Egon Bahr, el arquitecto de la "Ostpolitik"

Sabine Kinkartz (rml/ers)20 de agosto de 2015

Piedra angular de la socialdemocracia alemana de posguerra, el más influyente consejero y amigo del excanciller federal Willy Brandt ha muerto a los 93 años. En Berlín, todas las formaciones políticas le rinden tributo.

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Egon Bahr Fellowship 2014
Imagen: Friedrich-Ebert-Stiftung

La política fue parte indispensable de su vida hasta el final. Hace menos de un mes, a fines de julio, Egon Bahr visitó Moscú para hacer −junto al expresidente Mijaíl Gorbachov− lo que siempre hizo: mediar. Le preocupaban la guerra en Ucrania y la crisis surgida, como consecuencia, en las relaciones ruso-germanas. Insistió siempre en la importancia de no cortar los puentes entre Berlín y Moscú. Y, pese a su avanzada edad, seguía impartiendo conferencias, participando en debates y presentándose en los medios para recordarlo.

Hasta el final, mantuvo su buró en la “Casa Willy Brandt”, la central del partido socialdemócrata (SPD) en Berlín, el único, por cierto, en el que seguía estando oficialmente permitido fumar. Allí se le podía encontrar a menudo, influyendo aún en la actualidad política nacional. La socialdemocracia alemana extrañará su presencia.

Como “amigo y consejero”, “valiente y cabal socialdemócrata, arquitecto de la unidad alemana, político de la paz y gran europeo”, al que se le echará mucho de menos, lo recuerda el jefe del partido, Sigmar Gabriel. “Extrañaremos sus brillantes análisis, su racionalidad y su pasión pero también su temperamento y su gentil sentido del humor”, aseguró el también vicepresidente alemán.

Junto a Willy Brandt

El ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, habló asimismo de la pérdida de un amigo y ejemplo. "Intercambiamos frecuentemente, hasta el final, sobre las divisiones que amenazan al continente europeo", recuerda Steinmeier: "Siempre me impresionó la distintiva mezcla de inteligencia y sofisticación, paciencia y perseverancia con la que no solo insistió en sus convicciones sino que además logró cambiar el mundo”.

Egon Bahr se erigió, sobre todo, en gran amigo y consejero del excanciller federal Willy Brandt, quien lo llamó a su lado en 1960. Por entonces, Brandt aún era alcalde de Berlín occidental y le encargó a Bahr la cartera de Prensa e Información. Bahr había trabajado antes como periodista y corresponsal del diario Berliner Tagesspiegel en Berlín y Bonn. Y más tarde, en 1950, se había cambiado a RIAS, la cadena de radiodifusión del sector americano del Berlín de posguerra, de la que se convertiría en redactor jefe en 1953.

Desde RIAS, Bahr había seguido muy de cerca el levantamiento del 17 de junio de 1953 en la entonces República Democrática Alemana (RDA). Por aquel entonces, confesaría luego, aún era un recio partidario de la política de Guerra Fría. Pero sus convicciones políticas cambiaron radicalmente en los años siguientes.

Egon Bahr y Willy Brandt.
Egon Bahr y Willy Brandt.Imagen: picture-alliance/Klaus Rose

“Cambio por acercamiento”

Bahr desarrolló la opinión de que solo podrían alcanzarse cambios en el llamado “bloque del este” liderado por la entonces Unión Soviética, si se avanzaba paso a paso y en un clima de distensión, con la aprobación de Moscú y la mira puesta en el largo plazo.

En plena Guerra Fría, su visionaria “política de acercamiento” fue toda una sensación y, al mismo tiempo, una afrenta. Todo indica que Bahr la presentó por primera vez en 1963, en una conferencia en la Academia Evangélica de Tutzing, en Baviera. El título de su concepto, “cambio por acercamiento”, se convirtió luego en marca de la nueva Ostpolitik o “política del este” de Willy Brandt, quién se erigiría en canciller de la República Federal Alemana (RFA) en 1969.

Egon Bahr siguió a Brandt a la Cancillería en Bonn. Allí fungió como Secretario de Estado y negoció acuerdos de no agresión y hacia una normalización de las relaciones con Moscú y Varsovia. Además, promovió el acercamiento a la entonces Alemania comunista (RDA) para mejorar las relaciones interalemanas. Fue el artífíce, entre otros, de un convenio de tránsito entre ambas naciones. “El era el jefe de obras, yo el arquitecto”, diría el propio Bahr und vez sobre la repartición de tareas entre él y Brandt. En 1972, Bahr se convirtió en diputado al Parlamento alemán y ministro para Tareas Especiales, puesto desde el que impulsó la nueva Ostpolitik.

Brandt se reúne con Leonid Brézhnev en Crimea, en 1971. Al fondo, Egon Bahr.
Brandt se reúne con Leonid Brézhnev en Crimea, en 1971. Al fondo, Egon Bahr.Imagen: picture-alliance/akg-images

Reconocimiento de todos los frentes

Tras la renuncia de Brandt, en medio del escándalo por el desenmascaramiento del espía de la RDA Günter Guillaume, en 1974, Egon Bahr se mantuvo activo. Durante el Gobierno de su sucesor, Helmut Schmidt, asumió la cartera de Cooperación Económica. Luego de las elecciones legislativas de 1976, no obstante, salió del gabinete y se dedicó sobre todo, junto a su trabajo como diputado, al trabajo en el partido. Los temas de paz y desarme siguieron centrando sus esfuerzos dentro y fuera de las fronteras socialdemócratas.

Egon Bahr, casi siempre fumando.
Egon Bahr, casi siempre fumando.Imagen: picture-alliance/dpa/Kumm

Por eso, en 1990, buscó el diálogo con Gregor Gysi, entonces jefe del PDS, el partido que sucedió al SED comunista y se integró luego en la actual formación de La Izquierda. También Gysi, hoy líder parlamentario de La Izquierda, recuerda a Bahr como "un político muy intelgente, sensible y con extraordinarias habilidades retóricas".

Christian Lindner, líder de los liberales, honró igualmente a Bahr en las redes sociales: "La nueva Ostpolitik fue un logro de Egon Bahr. Los Liberales Democráticos están de luto por un gran hombre", escribió el político opositor en Twitter.

"El reconocimiento de que todos dependemos de todos se extiende como un hilo conductor por toda su obra", escribió asimismo el presidente federal, Joachim Gauch, en una carta de condolencia a la viuda de Bahr. "Actuó desde la férrea convicción, de que es posible una política mundial de seguridad y paz, y de que todos debemos trabajar insistentemente por ella." Con su apuesta por la reconciliación con los países del este, recalcó Gauck, Bahr les demostró a los alemanes “que también a nosotros se nos puede dar bien la Historia".