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Ecos de Chile, 30 años después

mb11 de septiembre de 2003

El recuerdo de las víctimas, los miles de exiliados, los móviles de la política internacional... el golpe militar contra Salvador Allende sigue teniendo eco en Europa. Más aún el mito del socialista muerto.

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El presidente chileno, Salvador Allende, en la Asamblea de las Naciones Unidas en 1972.Imagen: AP

En Alemania hace 30 años, el 11 de septiembre cursaron dos versiones sobre el golpe de estado contra el presidente chileno Salvador Allende en Chile. La primera, basada en innumerables testimonios, hablaba de las torturas de los seguidores del presidente socialista democráticamente elegido. En torno a ellos -con el cantaautor Víctor Jara como símbolo- se arremolinó la "Solidaritäts-Szene", los grupos, mayoritariamente izquierdistas, solidarios con el Tercer Mundo.

La segunda versión, así lo asevera la revista on-line Telepolis, la lideraban ciertos diarios alemanes que auguraban, ya en septiembre de 1973, un avance económico en Chile, de que el golpe era económicamente positivo para el país, que era el momento de invertir. Franz-Josef Strauss, líder de la Unión Demócratacristiana (CSU), analizaba en un diario bávaro: "En vista del caos que reinaba en Chile, la palabra orden recibe ahora un tono melodioso".

Nada nuevo

Quizá no existe otro golpe de estado cruento que haya tenido tanta resonancia en Europa como el sucedido hace 30 años en Chile. Un comunicado oficial del SPD, el partido socialdemócrata alemán, recuerda el golpe de estado y la dictadura militar de Augusto Pinochet como un experiencia traumática para los afanes democratizadores de un continente. Y recuerda a los miles de víctimas. También a los miles de exiliados, para quienes hubo asilo en la República Federal de Alemania. Un artículo aparecido en el Tageszeitung, diario de tendencia izquierdista, recalca que fue la otra Alemania, la Democrática la primera en tomar posición en contra de la Junta Militar y en ofrecer asilo a los chilenos que tenían que abandonar el país.

Un hombre justo o un icono pop

En el comunicado del SPD, la figura del presidente muerto durante el golpe militar es un símbolo de una visión de una sociedad más justa. Así es visto también por innumerables asociaciones de la izquierda europea: un icono, una parábola moral de cómo llegar a la justicia social en el Tercer Mundo, de cómo la izquierda sí que podía llegar al poder por medios democráticos, y no por la fuerza.

Según el análisis publicado por Telepolis, Allende se convirtió en mito de la cultura pop europea, pues el presidente de lentes de carey de la historia oral es un héroe carismático y revolucionario, que fue muerto a manos de las fuerzas del mal, mientras que el Allende histórico es un caudillo populista de izquierdas, que murió a tiempo, salvándose así de arruinar su imagen. Sin embargo, y a pesar de análisis como éste, para el 30. aniversario de su muerte, el alcalde de París, Bertrand Delanoe, bautizó con su nombre un parque de la ciudad luz, añadiendo que el 11 de septiembre de 1973 cuenta entre las fechas más tenebrosas de la historia.