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Duro desafío para la nueva cúpula del SPD

Peter Stützle7 de septiembre de 2008

Con el ministro de RR.EE. Frank Walter Steinmeier como candidato y Franz Müntefering como jefe, el SPD se prepara para la contienda electoral. Pero las pugnas internas no se han superado. Un comentario de Peter Stützle.

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Con la designación de Frank Walter Steinmeier como candidato a canciller, se pretendía aplicar el freno de emergencia al largo y persistente declive del SPD. Pero entonces se produjo también la renuncia del desafortunado jefe del partido, Kurt Beck, y ahora ha de asumir la conducción el mismo Franz Müntefering que fue socavado por el propio partido hace menos de tres años.

Fernschreiber Autorenfoto, Peter Stützle

En su calidad de jefe de la bancada parlamentaria del SPD, Müntefering contribuyó a la puesta en práctica de la agenda de reformas de Gerhard Schröder. Y cuando, en vista de la creciente resistencia interna, éste entregó la presidencia del partido el 2004 para rescatar la jefatura de gobierno, Müntefering asumió también ese cargo. Pero un año y medio más tarde, después de que Schröder perdiera la contienda electoral con Angela Merkel, se presentó a la izquierdista Andrea Nahles al puesto de secretaria general del SPD, contra la voluntad de Müntefering, lo que motivó su renuncia.

El partido, que había sufrido una sangría de dirigentes, eligió entonces como solución de emergencia al entonces primer ministro de Brandeburgo, Matthias Platzeck, como presidente del SPD. Sin embargo, su salud no estaba en condiciones de resistir la doble carga. Le sucedió entonces Kurt Beck, quien acababa de obtener una triunfal victoria en las elecciones regionales de Renania Palatinado. Pero el partido tampoco tuvo muchos miramientos con él. A ello se sumaron también algunos errores propios. El hecho es que tampoco Beck pudo detener la progresiva caída del SPD en el favor del electorado.

Esa caída ha llevado a que se esfumaran las posibilidades de ganar las elecciones regionales que tendrán lugar dentro de tres semanas en Bavaria. Además, el partido La Izquierda, surgido del antiguo partido de gobierno de la RDA y de un grupo escindido del SPD, por primera vez supera a la socialdemocracia no sólo en el Este del país, sino también en el estado germano occidental del Sarre.

Con Steinmeier como candidato y Müntefering como jefe, se espera pues que salven al SPD precisamente dos políticos cuyas posturas programáticas difícilmente puedan lograr respaldo mayoritario dentro del partido. Es posible que, en vista de la precaria situación, los socialdemócratas cierren filas en torno a ellos por lo pronto. Pero falta todavía un año para las elecciones generales y queda mucho tiempo para que afloren los conflictos internos. A Steinmeier y Müntefering no les queda más que la opción entre la peste y el cólera: o se doblegan en cuestiones programáticas o se arriesgan a que los sectores izquierdistas sigan abandonando al SPD para sumarse a La Izquierda. De los actuales resultados de las encuestas a la pérdida del status de partido masivo por parte del SPD no hay mucho trecho.