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Disputas marítimas de China: “Miedo, honor e interés”

Gabriel Dominguez / JAG29 de mayo de 2014

Ante las disputas territoriales en los mares de China, el analista William Choon habla sobre cómo los vecinos de China podrían evitar escalada de las tensiones.

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Imagen: Reuters

Alimentadas por el papel de China como gran poder mundial emergente, las tensiones territoriales aumentan en la región Asía-Pacifico. En noviembre del año pasado, Beijing expandió unilateralmente su aérea de defensa aérea, cubriendo la mayor parte del Mar de la China Oriental, entrando en una amarga disputa con Tokio cuando trataron de controlar las islas Senkaku, hasta entonces bajo control japonés.

China también puso su mirada en el sur, reclamando las ricas reservas de gas y petróleo del Mar de la China Meridional, y rechazando el derecho de otros países como Vietnam, Filipinas, Taiwán, Malasia y Brunei. Las tensiones escalaron recientemente entre Hanói y Beijing, después de que China pusiese una gran plataforma petrolífera en aguas cuya jurisdicción reclaman ambos países. Ambos regímenes comunistas se acusan ahora mutuamente de agravar la situación.

William Choong, del IISS
William Choong, del IISS.Imagen: IISS

Con miras a la XII cumbre IISS Asia Security en Singapur, el Dr. William Choong, experto en seguridad de Asia-Pacifico en el Shangri-La Dialogue, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), hablo con DW sobre la escasa oposición posible a China por parte de sus vecinos y la poca probabilidad de un conflicto en la región

DW: ¿Cuál es la razón principal para las disputas marítimas de China en los mares de la China Oriental y Meridional?

William Choong: A nivel general, vemos que China insiste en reclamar lo que considera derechos soberanos legítimos sobre amplias zonas de los mares de la China Oriental y Meridional. Los chinos se convencen sí mismos de que no necesitan ajustarse a la ley internacional cuando se trata de tales reclamaciones.

El discurso global de Xi Jinping sobre el sueño de China está basado en la idea de restaurar el honor del país. El presidente ve una China comprometida con la paz y la cooperación con los países regionales. Ahora, China no dará un paso atrás en las tensiones o conflictos. Todo es parte del mensaje de que China es un poder que debe ser reconocido y tiene derecho a ejecutar sus reclamaciones en lo referente a temas territoriales.

¿Cuán dispuestos están sus vecinos a aceptar una expansión política, económica y militar de China?

Los vecinos de China reconocen su expansión y que tiene su lugar natural en esta parte del mundo. China siempre está presente en las mesas de negociación de todo foro en la región y eso muestra que muchos de los países vecinos, si no todos, aceptan que la República Popular es un poder legítimo mayor que el suyo propio.

Sin embargo, lo que no aceptan es que Beijing no respete los códigos de comportamiento generalmente aceptados. Muchos miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiáticos (ASEAN), por ejemplo, creen que China contraviene el espíritu de la Declaración de Conducta aprobada en 2002, que estipula que ningún país debería recurrir al uso de la fuerza o la intimidación en disputas sobre el Mar de la China Meridional .

También acusan de que China no respeta los principios de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM), por los que cada país tiene derecho sobre 12 millas náuticas de aguas territoriales y 200 millas náuticas de zona de exclusividad económica. Por ejemplo, esa es la base de la disputa entre China y Vietnam.

Islas Senkaku, objeto de controversia.
Islas Senkaku, objeto de controversia.Imagen: picture-alliance/Kyodo/MAXPPP

¿En qué medida se relaciona la escalada de tensiones en la región de Asia-Pacifico con el oportunismo político para desviar la atención de asuntos de política interna?

Durante estos años, el mundo ha sido testigo de la expansión no solo de China, sino también de otros países asiáticos que pudieron desplazar el centro de gravedad de la economía mundial de occidente hacia oriente. Mientras los gobiernos de la mayoría de esos países mantienen su poder en la medida en la que pueden proporcionar trabajo y defender su territorio nacional, actualmente ningún líder puede permitirse relajarse en vista de las disputas territoriales.

Si se toma como ejemplo la reciente disputa entre Hanói y Beijing, el gobierno vietnamita creyó que tenía que ser visto haciendo algo para protestar contra los movimientos de China. Aunque había otras alternativas para que los vietnamitas expresasen su descontento, el gobierno permitió las propuestas como símbolo de presión.

¿Qué pueden hacer países pequeños como Filipinas o Vietnam para defender sus reclamaciones ante un gigante global como China?

Para ser honestos, no mucho. Por ejemplo, Filipinas depende en términos militares de la asistencia de Estados Unidos. Si se tratan alternativas legales, incluso aunque el país pudiese ganar un caso contra China en el Tribunal Internacional de las Naciones Unidas de La Haya, eso solo representaría una victoria moral y no cambiaría los hechos. Lo mismo sería para cualquier movimiento que haga Vietnam.

Los chinos no van a detener su “diplomacia de plataformas petrolíferas” ni dejarán de ocupar posiciones marítimas en el mar de la China Meridional. El mejor escenario para Manila y Hanói sería uno donde los chinos clarificasen sus exigencias sobre su Línea de los Nueve Segmentos, con argumentos congruentes que respeten los principios de la CDM de la ONU, corroborando porqué esta línea es una reclamación válida. Sin embargo, eso sería impopular. Una pérdida deliberada de ambigüedad por parte de China invitaría a los países de la región a criticar a la Línea de los Nueve Segmentos, alegando que no se ajusta la legislación internacional.

Muchos entienden difícilmente por qué las tensiones han escalado tanto en relación con unas pequeñas islas. ¿ Qué se está disputando China con Japón en el Mar de China Oriental?

Si se trata de la disputa entre China y Japón por las islas Senkaku, no hablamos solamente de unas rocas o de un tríptico como lo que el historiador griego Zucidides llamaba “miedo, honor e interés”.

Lo primero de todo, la disputa tiene que ver con lo que Japón le hizo a China entre 1895 y 1945. También tiene que ver con cómo Japón se ha enfrentado a China con la ayuda de la otra súper potencia mundial, Estados Unidos. Y por último, es una disputa sobre la futura configuración del poder en la región Asia-Pacífico, con dos países compitiendo por el liderazgo.

El presidente Barack Obama reafirmó su papel de pivote en Asia en un viaje reciente. Pero la duda continúa. ¿Qué papel tiene Estados Unidos en estas disputas?

Washington estuvo participando con un papel activo en estas disputas, oponiéndose por ejemplo a que China se saliese con la suya con una defensa coherente de la Línea de los Nueve Segmentos, basada en los principios de la CDM de la ONU. En una situación ideal, Estados Unidos podría jugar el papel de un intermediario honesto, pero temo que es lo más lejos que podrá ir. Por ejemplo, EE. UU. nunca podrá ofrecer apoyo a Vietnam si trata de entrar en las Islas Paracelso.

Mientras los tratados de alianza con Japón y Filipinas se vean afectados, hay dos aspectos a considerar. Incluso aunque Estados Unidos prometiera ayudar a sus aliados en caso de conflicto armado, Washington ha intentado apaciguar insistentemente a todas las partes que pudieran entrar en altercados. La razón es que Estados Unidos se enfrenta a un dilema que le obliga a caminar sobre una fina línea entre la disuasión y la diplomacia. Por una parte, Washington tiene que mostrar su credibilidad cumpliendo sus promesas de defender tanto a Japón como a Filipinas. Por otra parte, es consciente de que cualquier defensa de Tokio o Manila tendrá efecto sobre sus lazos con Beijing, por mucho su socio más importante en este momento en la región.

Dado el auge del nacionalismo, el militarismo y la retórica agresiva… ¿Puede ser que la Asia del siglo XXI lleve el mismo camino que la Europa del siglo XX?

Dudo que en 2014 se repita lo que pasó en 1914, año del estallido de la I Guerra Mundial, porque entran automáticamente en juego una serie de estabilizadores. Detrás de la retórica agresiva y las disputas territoriales, hay importantes relaciones económicas y de comercio entre China y sus vecinos asiáticos. China ha sido socializada en una red creciente de foros regionales y, aunque algunas instituciones como la Cumbre de Asia Oriental todavía estén en sus inicios, tienen la posibilidad de evitar que sus miembros tomen medidas erróneas que puedan incrementar la tensión. Finalmente, Estados Unidos también tiene un papel estabilizador en la región con todas las partes afectadas como explique antes. Así que, aunque puedan aumentar los enfrentamientos en la región, las posibilidades siguen siendo bajas por ahora.

William Chonng es experto de Shangri-La Dialogue en materia de seguridad de Asia-Pacifico en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) en Singapur.