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“Danmarkskanon”: decálogo de identidad cultural en Dinamarca

Lina Friedrich
2 de enero de 2017

De los 5.700.000 habitantes que tiene Dinamarca, 327.000 respondieron a la convocatoria de un exministro de Cultura y participaron en una consulta con miras a definir lo que identifica a los daneses como nación.

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Dänemark Flaggen der EU-Länder
Imagen: picture-alliance/Maxppp/Jp Amet

Las autoridades suizas están sopesando la posibilidad de organizar una consulta popular en torno a la identidad helvética y los valores que la apuntalan. El objetivo: plasmar en un catálogo oficial los atributos que hacen de un suizo un auténtico suizo. La idea se les ocurrió en noviembre de 2016, al enterarse de que decenas de miles de daneses acababan de votar online para definir lo que los identificaba como nación.

De los 5.700.000 habitantes que tiene el país escandinavo, 327.000 respondieron a la convocatoria del exministro de Cultura Bertel Haarder y participaron en un proyecto digital con miras a hacer, en masa, un inventario de los valores daneses: el "Danmarkskanon”. De entre 2.425 sugerencias sobre lo que es típicamente danés, una comisión eligió veinte nociones y las sometió a sufragio para reducirlas a diez.

"Sociedad del bienestar” y "libertad” son las primeras dos voces en el decálogo resultante. Allí encontró su espacio también la palabra danesa "Hygge”, que, como la alemana "Gemütlichkeit", apenas si se deja traducir al español como el estado de placidez que se siente en momentos de sosiego disfrutados en espacios acogedores. Ni "humanidad” ni "diversidad” lograron recalar hacia el top ten de las virtudes locales.

A Bertel Haarder, iniciador del proyecto "Danmarkskanon” no le extraña. A sus ojos, el canon en cuestión le permite a los consultados aferrarse a la cultura danesa "en una época marcada por los conflictos internacionales y la inmigración”. Deutsche Welle habló con el experto en Historia de la cultura Peter W. Marx, de la Universidad de Colonia, sobre las implicaciones de la iniciativa danesa y la importancia social de la identidad cultural.

DW:  ¿Por qué es tan importante la identidad cultural para una sociedad?

Kulturwissenschaftler Prof. Dr. Peter W. Marx
El experto en Historia de la cultura Dr. Peter W. Marx, de la Universidad de Colonia.Imagen: privat

Peter W. Marx: La identidad cultural es un juego de características que un grupo determinado percibe como propias y que sirven como referentes para que sus miembros se orienten en el mundo o en una sociedad dada. Esa identidad puede erigirse sobre la base de regiones, naciones o incluso gustos y preferencias. Nosotros somos seres sociales; queremos saber con quiénes compartimos semejanzas, en lo que respecta a los valores.

¿Pueden 300.000 daneses hablar en nombre de 5.000.000 en lo que concierne a la identidad de la nación?

Por supuesto que no; el "Danmarkskanon” es una bonita campaña de relaciones públicas, no una consulta representativa. Lo que yo veo de interesante en este proyecto es el hecho de que un grupo grande de personas se haya preguntado "¿Qué es lo que nos distingue de otros?” En Dinamarca armaron una lista de valores y la sometieron a votación en Internet; cualquier otro grupo social hace lo mismo pero de otra manera.

¿Cómo se erigen las identidades culturales?

Tomemos el caso de la identidad alemana, por ejemplo. Yo tengo la sensación de que su canon se apoya sobre unos cuantos cascarones vacíos: si hacemos una encuesta, muchos dirán que Goethe, Mozart, Beethoven y Bach son pilares fundamentales de nuestra identidad cultural; pero si luego preguntamos cuántos alemanes leen a Goethe o escuchan la música de Mozart todos los días, nos toparemos con una gran discrepancia.

Tenemos una idea muy abstracta sobre los aspectos que componen nuestra identidad cultural y se nos olvida que las prácticas cotidianas forman parte de ella. De ahí que la UNESCO haya empezado a hablar también del patrimonio intangible de la Humanidad; término con el que se alude, por cierto, a la cultura alemana del pan, independientemente de que, hoy día, también el shawarma turco se coma a diario en Alemania.

Yo recuerdo que mis abuelos se negaban a creer que la pasta italiana tuviera valor como comida. Hoy nadie duda de eso. Ojalá que hubiera una mayor y mejor disposición al cambio. Nosotros, como sociedad, deberíamos celebrar con más ímpetu las transformaciones positivas en lugar de enfrascarnos en discursos timoratos a favor de que las cosas se mantengan tal como están.