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Daniel Brühl: "El cine alemán de ahora no me interesa demasiado"

17 de septiembre de 2011

El actor germano-español se metió en la piel de un científico y estrenó en Venecia "Eva"; ahora inaugura el Festival de San Sebastián como joven sacerdote con "Intruders", nuevo thriller psicológico de Juan Carlos Fresna

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Daniel Brühl en "El gran sueño de Konrad Koch" (2010).Imagen: Senator/Maria Krumwiede

Parece que este año Daniel Brühl se ha dejado seducir por el cine de género, y lo busca fuera de casa. "En Alemania tuvimos una temporada muy fuerte, pero para mi gusto después bajó un poco la calidad", explica este actor germano-español en entrevista con dpa y un pequeño grupo de medios. "En realidad, creo que la última buena película de producción alemana es 'La cinta blanca', aunque el director es austríaco (Michael Haneke). Lo que hay ahora no me interesa demasiado".

En su opinión, el cine alemán está viviendo un boom de las comedias, y es un error. "Los alemanes piensan que son graciosos, ¡pero no lo son!", dice con una sonrisa. "En realidad, somos un país muy misterioso, muy oscuro, seríamos ideales para hacer películas de género, pero no sé por qué nos cuesta (...) Creo que puede ser por el monstruo del fenómeno nazi, aquello fue lo más malo malísimo, lo peor que uno se puede imaginar, y creo que por eso al género le cuesta".

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Fotograma del filme "Dos días en París", con Daniel Brühl (dcha.) y Julie Delpy.Imagen: X-Verleih

Sin embargo, "en España hay una oleada de gente muy potente, desde (Alejandro) Amenábar a (Juan Antonio) Bayona o Fresnadillo, y yo le dije a mi madre: 'Gracias, mamá, por ser española'", bromeó. "Es un lujo no estar limitado a un solo mercado."

El lado oscuro del catolicismo

En "Intruders", Brühl aporta el toque de humanidad a una historia narrada en paralelo sobre las pesadillas que sufren dos niños separados por miles de kilómetros. El protagonista de "Goodbye Lenin" encarna ahora a un joven sacerdote decidido a ayudar a una madre (Pilar López de Ayala) que ve cómo un fantasma sin rostro se está apoderando de su hijo.

"Juan Carlos acertó al enseñar a un chico muy distinto a los clichés, casi como un psicólogo", explica. Él no se había planteado nunca "hacer de cura", pero llegado el momento le parece "fascinante que haya gente que crea de forma tan intensa en la religión y en ese lado oscuro que tiene el catolicismo, como los exorcismos".

"Yo vi 'El exorcista' con 12 o 13 años, la vi en casa de mis padres, estaba solo en una casa antigua en un pueblo de mala muerte de Cataluña y fue un trauma total", recuerda el actor. Pero el director de "28 semanas después" ha sabido añadir a "Intruders" ese punto de drama que hace que sus películas no sean tan frías. "Para mí es un crack del cine de género".

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Daniel Brühl (centro) en el filme "Los edukadores", de Hans Weingartner (2004).Imagen: picture alliance/dpa

Cine fantástico, de terror... pero ¿se volverá a oír cantar a Daniel Brühl? "Con la música era bastante regular, es un horror", recuerda de su temporada como vocalista de la banda Purge. "¡Espero que todas las copias estén quemadas! Escribí canciones fatales para impresionar a las chicas", rememora entre risas.

Cine español en restaurante de Berlín

Así, aparte de su trabajo ante las cámaras le hace "muy feliz" su restaurante Tapas, en Berlín, donde este invierno quiere empezar con un programa de cine español. "¡Es increíble, muchos alemanes no saben quién es (Luis García) Berlanga!" Y mientras, está terminando un libro sobre la ciudad que le vio nacer hace 33 años, Barcelona. "No voy a ganar el Pulitzer, pero es un libro muy personal."

Consciente de que su rostro aniñado no le permite interpretar todos los papeles que desearía, no le preocupa que le caigan años.

"¡Tengo miedo de que no pase!", afirma. "En toda mi familia tenemos eso de parecer más jóvenes y claro, sería difícil imaginarme haciendo de padre, bueno quizá con hijos chiquititos..."

Brühl mira el futuro con optimismo y, de momento, proyectos no le faltan. "Si fuera futbolista tendría que colgar pronto las botas, pero espero que me queden unos años", señala. En cualquier caso, el miedo a que no suene el teléfono "siempre está ahí, y hay que estar preparado". "Creo que sí, que podría cambiar el chip, abrir otro bar o empezar a escribir libros malos", cuenta riendo. "Mi ego como actor no es tan grande".

dpa
Editor: Pablo Kummetz