En pleno corazón de Viena, a sólo unos pasos de la Ópera Estatal, se encuentra el Hotel Sacher, uno de los más emblemáticos de la ciudad. El hotel abrió sus puertas en 1876. Su nombre siempre se vincula a la torta Sacher. La familia propietaria del hotel desciende del creador de esta delicia de la repostería vienesa.