Contra las armas: ¿más armas?

Más armas: esa es la respuesta que el lobby de los defensores de las armas de fuego en Estados Unidos quiere dar a la más reciente matanza de 27 personas, entre ellos 20 niños, en una escuela primaria de Newtown, Connecticut. En cuanto se reanuden las clases, tras el receso navideño, cada escuela debería contar con personal de seguridad armado. Eso pide el presidente ejecutivo de la Asociación Nacional del Rifle, Wayne LaPierre. En su opinión, “lo único que detiene a un mal tipo con un arma es un buen tipo con un arma”.

¡Falso! Lo único que hace realmente peligroso a un mal tipo es justamente un arma. ¿Realmente tenemos que asistir una y otra vez al mismo debate? 12.000 personas mueren cada año a causa de la violencia armada en Estados Unidos. Mueren en sus casas, en las calles, negocios y patios traseros de cualquier ciudad del país. Los menos reciben un tiro en la escuela, porque en las escuelas rige la prohibición de portar armas de fuego. La masacre de Newton es una tragedia increíble, pero es sólo una horrible punta del iceberg, no el problema fundamental.

La violencia no se combate con violencia

Aun cuando todas las escuelas se apertrechen inmediatamente de personal armado, eso cambiará bien poco la cifra de asesinados a balazos en Estados Unidos. ¿Hay que recordarle a la Asociación Nacional del Rifle que una de las más recientes matanzas, la de noviembre de 2009 en Fort Hood, ocurrió en una base militar? Hubo 13 muertos y 30 heridos en un lugar repleto de soldados y policías militares armados.

Que las escuelas permanezcan como zonas libres de armas tiene, además, otro significado: deja claro a los niños que la violencia no es una solución. LaPierre arremete con fuerza –y con razón- contra los videojuegos que celebran la violencia. ¿Pero cómo combinar eso con su intención de armar al único lugar en el que los niños no están expuestos a las armas de fuego? Los sindicatos de maestros ya han manifestado su masiva oposición a estos planes.

Paranoia y alarmismo

Qué nos revela el presidente ejecutivo de la Asociación Nacional del Rifle sobre la forma de pensar de su lobby cuando justifica: “¿Cree alguien seriamente que el próximo Adam Lanza no anda ya por ahí, planeando un ataque a otra escuela que ya ha elegido?” ¿Eso son los Estados Unidos de América? ¿Una nación que mira siempre asustada a su alrededor, que vive atemorizada esperando un ataque? ¿Gente que piensa, como LaPierre, que su sociedad está "poblada de una cifra indeterminada de verdaderos monstruos"?

Sólo esa paranoia aclara el comportamiento de personas como Wayne LaPierre, que no saldrían de su casa sin un arma en la chaqueta. Sin embargo, Sandy Lanza, la madre del homicida de Newton, poseía más de un arma. Sabía manejarlas, asistía campos de tiro; dicen que quería ser capaz de defenderse. Pero fue asesinada por su propio hijo, con su propia arma, mientras dormía.

Definitivamente, no serán más armas las que salvarán más vidas.

Autora: Christina Bergmann, Washington (RML)

Editora: Cristina Papaleo