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Científicos alemanes tratan de ponerles aletas a los barcos

14 de marzo de 2010

Las hélices de los barcos tienen un inconveniente: mueven tanto el agua que pueden llegar a dañar gravemente las orillas de ríos y lagos. La ciencia busca alternativas a la maquinaria actual en el mundo marino.

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Copiando a los peces.Imagen: AP

Bernhard Köhler pone en marcha la máquina cortadora. La cuchilla empieza a girar rápido, acompañada de un sonido estridente. "Antes servía para cortar carne", explica el biólogo de la Universidad Técnica de Darmstadt, "¡sus cantos son afilados y sus cortes limpios!", ríe. Lo que ahora rebana el aparato ya no son filetes. Al menos, no como los de una carnicería. Un vistazo a las estanterías que cubren las paredes nos revela su nueva función- están repletas de tarros de cristal que contienen truchas, caballas y doradas en formol y finas lonchas.

A partir de los trocitos de pescado tratan Köhler y su equipo de seguirle la pista a los filamentos de los músculos de estos animales: a aquello que les permite moverse con tanta efectividad y destreza bajo el agua, con la intención de reconstruirlo posteriormente sirviéndose de hierros, cables y la dirección de un ordenador.

Un nuevo sistema de propulsión para barcos que tome como ejemplo la aleta trasera de un pez es lo que esperan poder desarrollar los científicos de Darmstadt. Y es que los mecanismos actuales pueden ser muy agresivos con el entorno. Por ejemplo, las embarcaciones que constantemente circulan por el Canal Grande de Venecia y sus bifurcaciones mueven tales cantidades de agua que llegan a desgastar los fundamentos de los palacios a sus veredas. Con una aleta en lugar de una hélice, la presión del líquido al paso del barco se reduciría y con ello también los daños a las orillas de ríos, lagos y canales.

Fischroboter
Smoky sin su piel de látex.Imagen: TU Darmstadt

Las doradas son el modelo

Pero, ¿puede llevarse esta teoría a la práctica? El equipo de Darmstadt trata de descubrirlo y ha creado para ello un prototipo: una barca llamada Smoky. Su base es un esqueleto mecánico con forma de pez de aproximadamente un metro de largo, compuesto de diez segmentos unidos entre sí por una barra flexible. "Normalmente está cubierto por una piel de látex", indica la ingeniera física Britta Abé, "esa piel se le puede poner al esqueleto como si fuera un traje y, después, lanzarlo al agua".

El modelo para construir Smoky fue una dorada- un pescado preciado en la cocina mediterránea, cuya forma es fácil de reproducir, sólo que el robot es cinco veces más grande que el animal original y a duras penas logra parecerse a un pez. El movimiento se lo posibilitan ocho motores eléctricos impermeables, dirigidos por ordenador.

Fischroboter
Smoky vestido.Imagen: TU Darmstadt

Smoky aún tiene problemas

Los software activan los motores de tal modo que las ondas de agua recorran todo el cuerpo de Smoky hasta la cola- como hacen los peces. Más de una vez han hecho nadar los investigadores a su robot. Sin embargo, el resultado sigue sin ser del todo satisfactorio. "Se mueve", cuenta Köhler, "pero es demasiado lento". Por eso el objetivo es ahora aumentar la eficiencia del artilugio.

En cualquier caso, el aspecto de un barco dotado de un sistema de propulsión a lo pez sería muy diferente a Smoky. En Darmstadt no buscan desarrollar embarcaciones completas, sino sólo sus aletas. Éstas irían acopladas a los cascos y tendrían dos articulaciones, o como mucho tres, en lugar de las diez del robot.

De una de estas aletas tienen Köhler y Abé una maqueta. Aire comprimido activa sus movimientos de izquierda a derecha cuando se aprieta un botón. "Probablemente, sea mejor que se mueva en vertical, como hacen las ballenas, y no en horizontal", supone Abé, "en tal caso, la aleta podría ser mucho más grande y aprovechar todo el ancho del barco, lo que aumentaría considerablemente la propulsión".

La idea es original. Hasta saber si podrá aplicarse les queda a los investigadores en Darmstadt aún mucho trabajo.

Autor: Frank Grotelüschen/ Luna Bolívar

Editor: Enrique López Magallón