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Campeones de la fiesta

DW-WORLD2 de julio de 2006

Muchos fueron los miedos y grandes las medidas de seguridad. Tras el adiós inglés, la policía alemana elogia el impecable comportamiento de los fans británicos pese a la derrota y a la enemistad histórica con Alemania.

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Interesados por el fútbol, no por conocer a la polícia alemana.Imagen: AP


A la prensa británica le suele gustar calentar el ambiente. Cuando se trata de Alemania, los periódicos amarillistas del reino aprovechan para sacar a relucir grises episodios de la II Guerra Mundial y afilar el lenguaje bélico. Esta vez el Mundial se jugaba en casa del enemigo de hace 50 años, un capítulo ante el que algunos se resisten a pasar página. Sin embargo, como Alemania e Inglaterra no tuvieron oportunidad de cruzarse en el camino hacia la final, no hubo ocasión para los titulares fuera de tono.

Con prensa o sin ella, el alcohol y propensión violenta de los hooligans ingleses suelen causar estragos allá donde los temidos seguidores británicos se dirigen. Por eso las medidas de seguridad y los controles en las fronteras- donde se negó la entrada a Alemania a más de un fan- fueron muy estrictos.

Un éxito de la policía alemana que todo haya transcurrido tan pacíficamente. Pero también un golazo para los seguidores británicos que en este Mundial han demostrado que, si se mantiene alejados a los provocadores de estropicios, el resto se interesa más por el fútbol que por pegarse con la policía y puede dejar tras de sí una imagen admirable.

"Los ingleses han demostrado que son campeones en festejar. Ha sido genial comprobar este hecho", declaró Gerd Graus, portavoz del Comité Organizador del Mundial 2006. "Por lo general, los hinchas ingleses se encuentran entre los mejores del mundo. Cosa que ya sabíamos antes de este Mundial. Pero los 100 que se dedican a crear problemas son 100 de que están de más", dijo por su parte Markus Siegler, director de comunicación de la FIFA.

Un partido de alto riesgo

El partido que enfrentó a Inglaterra contra Portugal estaba catalogado de alto riesgo. Al final, todo transcurrió pacíficamente y en el estadio y en las calles de Gelsenkirchen, donde se jugó el encuentro, no hubo problemas de ningún tipo.

Sin embargo, la labor policial fue ardua. Como medida de precaución fueron detenidos algunos hinchas alemanes de las ciudades cercanas para evitar que provocaran incidentes con los británicos. E igualmente se procedió con los ingleses: "durante todo el día estuvimos ocupados localizando hooligans y poniéndolos a buen recaudo para que no pudieran ocasionar males mayores", declaró Peter Honnef, responsable de la seguridad del encuentro.

Al final de la noche, el balance dejó 174 detenidos, la mayoría británicos pero entre los que se encontraba algún que otro alemán, 58 de ellos acusados de delitos como violencia, robo, fraude, daños materiales, posesión de dinero falso, exhibicionismo o actos ilegales similares. El resto de los más de 80.000 seguidores ingleses que se acercaron hasta la ciudad renana para seguir el encuentro supo despedir a su equipo sin necesidad de que la policía le tuviese que indicar el camino al cuartelillo.