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Ayotzinapa, un símbolo

Eva Usi (EL)21 de noviembre de 2014

Ayotzinapa se ha convertido en un símbolo de múltiples significados, entre ellos el de la exclusión de las escuelas normales rurales tras la reforma educativa impulsada por el actual gobierno mexicano.

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Asientos vacíos simbolizan la desaparición de los 43 estudiantes.
Asientos vacíos simbolizan la desaparición de los 43 estudiantes.Imagen: picture-alliance/AP/Moises Castillo

La tragedia en torno a los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa está relacionada con el abandono de un modelo educativo que es clave para las comunidades indígenas y campesinas que arrastran un rezago social desde hace décadas, coinciden expertos consultados por DW.

La escuela normal rural de Ayotzinapa pertenece a un sistema de escuelas que han sufrido un paulatino deterioro. “Su historia se remonta hacia fines del siglo XIX y principios del XX cuando había la inquietud de abrir escuelas para zonas rurales y formar maestros que tuvieran una formación específica, abierta a la comunidad que atendiera a las necesidades sociales, culturales y productivas en cada comunidad”, afirma la investigadora Alicia Civera Cerecedo, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), de México. De inicialmente 40 escuelas que llegó a haber a fines de los años 30, actualmente existen sólo 16.

“Las escuelas siguieron manteniendo un ideario y un tipo de trabajo que no iba del todo con las políticas educativas, de manera que se les fue dejando de lado”, afirma Civera Cerecedo. El actual presidente Enrique Peña Nieto lanzó una reforma educativa que ha sido criticada e impugnada por buena parte del magisterio por basarse en un sistema de evaluación como condición para que los profesores mantengan sus puestos de trabajo.

Protestas del magisterio
Protestas del magisterioImagen: Reuters

Protestas del magisterio

El investigador del Colegio de México, Manuel Gil Antón destaca las debilidades de dicha reforma. “La reforma educativa se basa en el supuesto de que todo depende de la actividad del profesor o de la profesora en el salón. Esa es la única causa y por tanto solución al problema educativo; evaluar a los profesores continuamente. Es indudable que es importante ese factor, pero no se toma en cuenta la desigualdad social que genera el otorgar la peor educación a los que más lo necesitan. A los más pobres les damos las peores escuelas, sin agua, sin baños, con pisos de tierra”, dice.

El catedrático destaca que el sistema educativo mexicano ha priorizado la memorización sobre el aprendizaje, que premia las respuestas y prohíbe las preguntas. “En términos educativos en México el origen social es también destino, y prevalece la certidumbre de que más vale tener conocidos que conocimientos”. Gil Antón señala que en México hay 32 millones de niños y jóvenes inscritos en cursos desde pre-escolar hasta postgrado, sin embargo un millón de alumnos abandonan las aulas cada año.

El experto desaprueba que se pretenda valorar el sistema educativo como si se tratara del desempeño de una fábrica, una empresa. “La educación en México y su fracaso está muy asociada al desastre de un país con la mitad de su población en pobreza, un país en el cual se percibe al maestro como alguien que no pudo ser exitoso en la vida y por eso se dedicó a enseñar”.

La pobreza provoca migración.
La pobreza provoca migración.Imagen: Reuters

Abandono del campo

La escuela normal rural de Ayotzinapa es una de las 16 que quedan, que ha sido llamada “semillero de guerrilleros”, por ser ahí en donde estudió el luchador social Lucio Cabañas. Estas escuelas-internado gratuitas cuentan con cada vez menos recursos. “Las matrículas se han ido reduciendo, bajo la lógica de que ya no se necesitan maestros en nuestro país. Sabemos que en el estado de Guerrero y sobre todo en la región de la Montaña, que es en donde nosotros estamos, si algo se necesita con urgencia es mayores escuelas y un mayor número de maestros y maestras que hablen las lenguas maternas”, afirma por su parte Abel Barrera, fundador y director de la organización pro Derechos Humanos Tlachinollan.

El abogado y activista destaca que la escuela rural de Ayotzinapa se encuentra en total abandono. “No ha habido inversiones ni para reparar lo que se va deteriorando con el tiempo. Eso habla del desinterés oficial que hay por estas escuelas”.

Alicia Civera Cerecedo está convencida de que las escuelas normales rurales necesitan no sólo más presupuesto, sino más atención a su entorno. “El gobierno ya anunció que habrá un incremento al presupuesto, sobre todo a la normal de Ayotzinapa, lo cual es justo y necesario porque los estudiantes están recibiendo entre 45 y 50 pesos diarios (menos de 3 euros) para alimentación y eso es insuficiente. Pero no sólo es el presupuesto, es la atención a las necesidades que tiene la gente en sus poblados, en los medios rurales y urbanos, se tiene que tomar en cuenta que la educación no depende sólo de un proyecto pedagógico sino de las condiciones en donde se aplica”.