¿Anarquístas contra el "nuevo orden europeo"?

La carta bomba que detonó fue enviada al jefe del mayor grupo político del parlamento, Hans-Gert Poettering. Otras tres cartas bomba no explotaron. "Tenemos entendido que llegaron al menos dos o tres paquetes, pero no fueron abiertos y están siendo revisados por personal de seguridad", dijo David Harley, portavoz del parlamento. "Los otros paquetes llevaban estampillas de Bolonia y habían sido enviados el 22 de diciembre", precisaron las autoridades. Uno de ellos estaba dirigido al diputado español del Partido del Pueblo Europeo, José Ignacio Salafranca Sanchez-Neyra.

Varias cartas bomba han sido enviadas a funcionarios europeos en los últimos días. Este es ya el cuarto atentado de este tipo en Europa. Y todos persiguen, evidentemente, un objetivo común: atentar contra personalidades e instituciones que representan a la Unión Europea. En el Banco Central Europeo, con sede en la ciudad alemana de Fráncfort del Meno, se interceptó una carta bomba dirigida al presidente de la institución, Jean-Claude Trichet. Sólo dos días después de que el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, recibiera un paquete bomba el sábado 27 de diciembre en su casa en Bologna, Italia. También la central de Europol en la Haya recibió una carta bomba que fuera desactivada por expertos. Entretanto se ha formado una comisión de investigación con sede en Roma.

¿Quién está detrás de esta ola de atentados?

Hasta ahora los investigadores examinan la posibilidad de que anarquistas italianos estén detrás de estos hechos, ¿pero por qué anarquistas y por qué italianos? La Unión Europea está en aras de convertirse en uno de los bloques económicos y políticos más potentes del mundo. El próximo mes de mayo se adherirán 10 países del Este europeo a la Unión. El proceso de integración de los próximos nuevos miembros ha levantado ampollas entre los países que hasta ahora han sido los favorecidos por las millonarias subvenciones de Bruselas y que temen perderlas. En países como España, Italia y Grecia crece el rechazo de una parte de la población a los nuevos cambios que son percibidos no como mejora sino como pérdida de oportunidades.

Con estos sentimientos negativos parece identificarse otro grupo de personas que, interpretan como "amenaza" el fortalecimiento de personas, instituciones o países. En un continente como Europa, en donde las luchas por la conquista de derechos civiles y sociales fueron ya, en buena parte ganadas, - sin olvidar lo que aún hay por hacer - el aumento de poderío de la Unión parece ser uno de los puntos que enardece a quienes viven la convicción contra la presunta omnipotencia de toda autoridad.

"El anarquismo agita aún banderas"

La oposición expresa y por medios democráticos es un derecho – y no en todas partes del mundo – un apreciado privilegio ciudadano. Según Tomás Ibáñez, el anarquismo encuentra sus señas de identidad en una serie de experiencias y acontecimientos históricos. Ese anarquismo tiene banderas, siglas, canciones, prohombres y promujeres, estructuras organizativas, registros de experiencias, memoria colectiva, concluye Ibáñez en una nota sobre el pensamiento crítico publicada en internet.

Es probable que el anarquismo pueda seguir haciendo "ondear banderas y sea capaz de suscitar adhesiones". Lo que, a menudo, no ven los anarquistas dogmáticos es que las doctrinas pueden sobrevivir durante milenios ignorando los adelantos de la sociedad.

Pero "nunca se come tan caliente como se cocina", como dicen los alemanes para dar a entender que algunas cosas no son tan graves como parecen. Un tan refrescante como tranquilizante graffiti-consigna en las calles de una urbe latinoamericana, deja tal vez entrever algo de la esencia del anarquismo : "Ser anarquista es complicado... nunca seremos el Poder... afortunadamente".