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Alemania: El AfD y el "secuestro" de la historia alemana

Kay-Alexander Scholz
18 de junio de 2018

Expertos en extremismo nacionalista alertan que el partido populista de derecha Alternativa para Alemania busca sacarles provecho simbólico a ciertos hitos históricos del país. Este fin de semana volvió a intentarlo.

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Deutschland - AFD-Demonstration in Berlin
La bandera alemana, protagonista de una manifestación antigubernamental de AfD en Berlín (27.5.2018)Imagen: Reuters/H. Hanschke

Desde su creación, en 2013, el partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD) ha procurado presentarse públicamente como heredero de la tradición del movimiento nacionalista alemán del siglo XIX. Ya Bernd Lücke, uno de sus fundadores, solía invocar solemnemente al “espíritu de la revolución civil de 1848”.

Pero expertos en extremismo alertan sobre que esa formación también busca sacarles provecho simbólico a hitos más recientes de la historia del país. “El partido AfD quiere darse un barniz de honorabilidad”, comenta el cronista Dieter Langewiesche, profesor emérito de la Universidad de Tubinga, especializado en nacionalismo y liberalismo.

“Cuando un grupo logra vincularse con la historia del propio país, adquiere visos de credibilidad de cara a la opinión pública”, acota Langewiesche. A sus ojos, ese es uno de los medios del AfD para alcanzar sus fines. En marzo, en el marco de su “Declaración 2018”, el partido, intelectuales de derecha y exactivistas políticos que habían tomado las calles de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA) en 1989, unieron sus voces para exigir “que el Estado de derecho vuelva a poner orden en las fronteras de nuestro país”. Una de las primeras en firmar esa petición, Vera Lengsfeld, adorna su sitio web personal con el siguiente eslogan:

“¡Los ciudadanos de la RDA dimos el ejemplo en 1989!

Cuando a los poderosos se les arrebata la legitimación, son impotentes!”

El imaginario del AfD absorbe las manifestaciones multitudinarias de la RDA que precedieron a la apertura de la frontera interalemana, la caía del Muro de Berlín y la reunificación nacional, como lo hace con acontecimientos más tempranos.

Hace poco, la Alternativa Joven –la asociación de los jóvenes que simpatizan con AfD– celebró una fiesta al pie del Castillo de Wartburgo, en Eisenach, Turingia, para conmemorar las protestas estudiantiles que tuvieron lugar allí en 1817 contra la nobleza y a favor de la unidad alemana; allí se hicieron populares los colores negro, rojo y dorado que más tarde serían convertidos en la bandera de Alemania.

Deutschland | Bundeskongress der Jungen Alternative (JA) für Deutschland | Impressionen
Alemanas en el congreso de la Alernativa Joven, en Turingia.Imagen: DW/K.-A. Scholz

Fachada tolerable

El Festival de Hambach, que se realizó entre el 27 y el 30 de mayo de 1832 en el Castillo de Hambach, en lo que hoy se conoce como Renania-Palatinado, es percibido como una de las primeras manifestaciones favorables a la unidad alemana y a la soberanía nacional. En mayo de 2018, el AfD organizó un “nuevo Festival de Hambach” en el mismo lugar, arrogándose los mismos objetivos. En esa ocasión, Jörg Meuthen, uno de los jefes de AfD, proclamó: “Tomaremos cada camino democrático y legal hasta vencer”. Y este 17 de junio fue declarado “Día de los Patriotas” por AfD, en alusión al levantamiento popular de 1953 contra el Gobierno de la RDA.

Hasta 1990, el 17 de junio fue considerado el “Día de la Unidad Alemana” para conmemorar esa sublevación. “AfD establece nexos con tradiciones nacionales vistas como progresistas o dignas de ser conservadas, como el Festival de Hambach”, explica el historiador Langewiesche, e intenta relativizar aspectos oscuros de la historia alemana que puedan ser tachados de intolerables. A su juicio, el partido se esfuerza en deslindarse de la apología de Adolf Hitler y los nacionalsocialistas, por un lado, y del llamado “culto a la culpa” posterior al Holocausto, por otra parte. En algunas oportunidades, el tiro les sale por la culata.

Desestimación del Holocausto

Como muestra, un botón: Alexander Gauland, otro de los “hombres fuertes” de AfD, desestimó los horrores cometidos por el régimen nazi, sobre todo, en lo referente al Holocausto en que la dictadura de Hitler asesinó a al menos once millonse de judíos, así como a gitanos y a otros grupos étnicos, describiéndolos como una minucia –“una cagada de pajarito”– en contraposición con mil años de historia germana.

En términos de opinión pública, hubo duras reacciones y su comentario no quedó impune. Pero eso no ha impedido que estos populistas de nuevo cuño sigan rindiéndole tributo a la tradición. Después de todo, su conservadurismo no es sólo una cuestión de imagen, sino parte importante de la discusión en torno a la esencia del partido. 

Bernd Höcke, otro controvertido líder de AfD, dice querer que se convierta en un partido “socialpatriótico”. Al respecto observa Carsten Koschmieder, politólogo del Instituto Otto Suhr para las Ciencias Políticas, adscrito a la Universidad Libre de Berlín: “Höcke usa la palabra ‘patriotismo’ porque sabe que se escucha mejor que otras. Pero Höcke no se refiere para nada al ‘patriotismo constitucional’, sino al viejo nacionalismo; hace lo mismo que los ultraderechistas cuando hablan de ‘cultura’ en lugar de hablar de ‘razas’ ”, sostiene el experto en extremismo de derecha.

Kay-Alexander Scholz (ERC/CP)

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