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Deportaciones desatan pánico entre refugiados

Andrea Grunau
10 de febrero de 2017

En su desesperación, un padre de familia afgano planea suicidarse para que su esposa e hijos no sean deportados. La asesora de refugiados Maria Shakura explica a DW que muchos tienen pánico de regresar a sus países.

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Protestas contra las deportaciones a Afganistán.
Protestas contra las deportaciones a Afganistán.Imagen: Getty Images/AFP/D. Roland

Deutsche Welle: A través de una organización centralizada, el gobierno alemán planea deportar más rápido a peticionarios de asilo rechazados. ¿Cómo reaccionan los afectados?

Maria Shakura: Tienen pánico y mucho miedo de que puedan ser deportados injustamente y de que no reciban asesoría legal una vez que hayan sido concentrados en un lugar del que quizá no podrán salir y dónde no conozcan a nadie.

¿Qué tan justificado es este miedo?

De cara al desarrollo del derecho de asilo en los últimos dos años, me parece muy justificado.

De las 22 personas que actualmente estoy asesorando, a siete les ha sido negada la solicitud de asilo. Tienen pánico. No es fácil explicarles que un rechazo por parte del Ministerio de Migración y Refugiados (BAMF, por sus siglas en alemán) no significa que serán expulsados de inmediato, sino que tienen 14 días para interponer una queja. Así, reciben una segunda oportunidad para presentar su caso ante un tribunal. Pero muchos no lo creen, y temen que, en medio de la noche, sean sacados de la cama y deportados.

Asesoré a un joven padre de familia afgano. Su esposa está embarazada con el cuarto hijo. El señor me dijo que se suicidará para que por lo menos su esposa y sus hijos tengan la oportunidad de permanecer en Alemania, porque las madres sin pareja no son expulsadas a Afganistán.

¿Se trata de un caso aislado de miedo extremo?

No, no es un caso aislado. Los únicos que no tienen tanto miedo son las personas procedentes de Siria o Eritrea, países a los que casi nadie es deportado. Pero también tenemos casos de iraquíes que han sido expulsados.

Usted ha asesorado a cerca de 200 refugiados afganos. ¿Qué es lo que los mueve?

El 24 de enero de 2017, refugiados afganos expulsados de Alemania arriban al aeropuerto de Kabul.
El 24 de enero de 2017, refugiados afganos expulsados de Alemania arriban al aeropuerto de Kabul.Imagen: picture-alliance/dpa/C. Röhrs

Están desesperados. No entienden por qué un país que está en guerra desde hace 40 años de repente es clasificado como uno al que se puede regresar sin tener que temer por su vida. Incluso las Naciones Unidas reconocen que últimamente la situación de seguridad ha empeorado dramáticamente.

Durante diez años solo los delincuentes eran deportados a Afganistán, entre siete y nueve personas al año. Los refugiados afganos creían que en Alemania podían vivir en seguridad.

¿Cuáles son las experiencias que le cuentan los refugiados de Afganistán y de otros países?

Han sufrido sobre todo terribles ataques por parte de los talibanes. Son personas que han presenciado el asalto a su pueblo o que han sido blancos deliberados de ataques.

Al principio, los jóvenes no cuentan mucho porque el horror diario se ha vuelto normalidad para ellos. Solo cuando empiezo a preguntarles con insistencia, me dicen: "Claro, los talibanes me sacaron de un autobús y me golpearon hasta dejarme medio muerto. Solo sobreviví porque llegaron unos aviones y ellos huyeron".

Otros me cuentan, por ejemplo, que desapareció su tío. Una semana después encontraron su cabeza, pero hasta hoy no han localizado el cuerpo. Muchas niñas también son secuestradas y forzadas al matrimonio. Asimismo, la milicia terrorista del Estado Islámico atormenta cada vez más a las personas. Muchos refugiados afganos están traumatizados o tienen alguna otra enfermedad. La mayoría teme por su vida en caso de que sean expulsados de Alemania.

La nueva jefa del BAMF, Jutta Cordt, y el ministro del Interior, Thomas de Maizière, hablan de "alternativas nacionales de refugio", es decir regiones en Afganistán que son consideradas "relativamente seguras". ¿Qué opina al respecto?

Atentado talibán en Kabul (22.12.2016).
Atentado talibán en Kabul (22.12.2016). Imagen: picture-alliance/Anadolu Agency/H. Sabawoon

Yo les recomendaría viajar a Afganistán y comprobarlo, pero sin escolta ni chaleco antibalas. Estoy segura de que cambiarían rápidamente de opinión. Creo que la mayoría de las personas en Afganistán no tienen una alternativa de protección dentro del país. Las regiones de Bamiyan y Panjshir son consideradas seguras. Sin embargo, se trata de regiones étnicamente homogéneas. En la empobrecida región de Bamiyan solo pueden sobrevivir personas de la etnia hazara, que tengan familia allá. En Panjshir, en cambio, no se aceptan a refugiados hazara o pashtunes.

¿La política de deportación del gobierno alemán pone en peligro vidas humanas?

Sí, definitivamente.

Berlín destaca que, en 2016, cerca de 3.000 personas regresaron voluntariamente a Afganistán.

Estuvieron bajo mucha presión. Algunas personas se dan cuenta que será imposible traer a sus cónyuges o hijos a Alemania, por lo que prefieren arriesgar su vida a vivir por siempre separados. En el papel dice que regresaron voluntariamente, pero en realidad fueron obligados indirectamente, porque les fue imposible encontrar un refugio seguro en Alemania.

En su opinión, ¿cómo deberían organizarse las deportaciones?

No debería haber deportaciones a Afganistán porque se trata de un país en guerra, donde hay riesgo de muerte. Lo mismo vale para Somalia e Irak. Es un escándalo que incluso yazidíes, que han sobrevivido masacres, sean expulsados a Irak, porque aparentemente pueden vivir seguros en Mosul.