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Adiós a Tempelhof, “la madre de todos los aeropuertos”

Luna Bolívar/dpa30 de octubre de 2008

Tempelhof es más que un aeropuerto, es un pedazo de historia. Sus pistas acogieron al mayor puente aéreo jamás realizado, fueron escenario del primer choque entre bloques y simbolizaron la libertad para muchos berlineses

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El aeropuerto Berlin-Tempelhof cierra sus puertas para siempre.Imagen: picture-alliance/ dpa

Entre junio de 1948 y mayo de 1949, el Berlín occidental, convertido en una isla en el mar rojo, fue abastecido con productos básicos desde el aire. Para una de las grandes peripecias aéreas de la historia se establecieron tres corredores y cinco niveles de vuelo. Cada tres minutos un avión aterrizaba en Tempelhof. Cada piloto disponía de un solo intento para tomar tierra.

Archivbild Flughafen Berlin Tempelhof
Entre 1948 y 1949, el Berlín occidental fue abastecido desde el aire.Imagen: AP

El puente aéreo fue el primer encontronazo entre dos bloques políticos, ideológicos y económicos, la primera medición de fuerzas. Pero, más allá de los mundos bipolares, para los berlineses de la zona aliada significaba la subsistencia y lo que se estaba decidiendo en la torre de control de Tempelhof era su futuro.

El arquitecto Norman Foster ha definido a Tempelhof como "la madre de todos los aeropuertos”, y mamá dice ahora adiós.

Berlín se despide

Tempelhof es desde hace años un aeropuerto altamente discutido. Situado en el centro de la capital alemana, la seguridad en caso de accidente y la contaminación acústica siempre jugaron en su contra. Además, no es rentable. Sólo la nostálgica importancia daba vida a Tempelhof y para una ciudad que en dos décadas ha hecho desaparecer prácticamente los restos de su simbólico Muro, éste es un valor muy relativo.

Flughafen Tempelhof in Berlin Empfangshallle
El aeropuerto de Tempelhof ha estado abierto durante 85 años.Imagen: AP

Berlín no quiere ser prisionera del pasado. Es una metrópoli moderna que mira adelante, y también a Tempelhof le toca despedirse. Sin embargo, su cierre no ha pasado inadvertido. Los aviones han vuelto a hacer cola para aterrizar, por última vez, en sus míticas pistas. La lluvia no ha impedido a los berlineses acercarse a depositar flores, velas y mensajes, pero sí retiene a las aeronaves que debían abandonar Tempelhof para siempre, pero que no pueden despegar por el mal tiempo.

"Es como si se derrumbara una parte del mundo, como si uno perdiera una parte de su familia. He pasado la mitad de mi vida aquí", dice Andreas Zenk, empleado del aeropuerto desde hace 22 años. "Toda despedida es también un nuevo comienzo", opina el alcalde de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit.

Incierto futuro

Después de Tempelhof le llegará su turno a Tegel y a partir de 2011 se planea que la capital alemana disponga de un solo aeropuerto: Berlin Schönefeld, situado a las afueras de la ciudad, será ampliado y reformado para convertirse en Berlin Brandenburg International (BBI).

El futuro de Tempelhof es incierto. Hay quien promueve que sus instalaciones se conviertan en un museo, pero tampoco faltan los que preferirían verlo transformado en un parque.

Y aún así, ligados al mítico aeropuerto quedarán sus 85 años de historia, el mayor puente aéreo jamás realizado y dulces detalles como los "Rosinenbomber", los bombarderos de pasas, pequeños aviones que, durante el bloqueo del Berlín occidental y para alegría de sus niños, lanzaban paquetes con chocolate, chicles, y se supone que pasas.