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Abstencionistas presionan al sector político

Arne Lichtenberg /Emilia Rojas24 de junio de 2013

En Alemania ya se sabe quién ganará las próximas elecciones generales: el abstencionismo. Así lo indican dos estudios realizados en forma independiente.

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Imagen: picture-alliance/dpa/Peter Steffen

“Abstencionistas: ¿la principal fuerza política?”, “Los votantes se van de vacaciones”, “Abstencionistas ponen en duda la democracia”. Estos titulares, extraídos de sendos estudios realizados por la Fundación Friedrich Ebert (cercana a la socialdemocracia alemana) y por el investigador Horst Opaschowski, especialista en prospectiva, arrojan sombras sobre las próximas elecciones generales alemanas. De acuerdo con los pronósticos de Opaschowski, aquellos que no acuden a votar podrían constituir la mayoría en los comicios del 22 de septiembre.

Desde la década del 70 se ha triplicado con creces el número de personas que no ejercen su derecho a voto. En 1973, sólo un 10 por ciento de los votantes desistió de sufragar, mientras que en las últimas elecciones del Bundestag, en 2009, se abstuvo casi un 30 por ciento. En las pasadas elecciones regionales, la cifra fue incluso más elevada.

Pérdida de confianza en la política

“La apatía electoral ha aumentado enormemente en Alemania”, indica Opaschowski. Según el investigador, la mayoría de los políticos “ya no son sinceros ni fidedignos”. Además, los partidos están a su juicio “más interesados en conservar el poder que en el bienestar de la ciudadanía”. Esta es la conclusión derivada de un sondeo representativo que realizó entre 1.000 personas mayores de 14 años.

Horst W. Opaschowski analiza las tendencias del futuro.
Horst W. Opaschowski analiza las tendencias del futuro.Imagen: picture-alliance/dpa

En el estudio de la Fundación Friedrich Ebert (FES), titulado “Abstencionistas en Alemania”, se consultó a cerca de 3.500 personas que no concurren a las urnas. La mayoría de ellas atribuye su actitud al gran descontento con el acontecer político. Los otros motivos son secundarios, indica Dietmar Molthagen, director de investigación social empírica de la FES. En su opinión, “esto constituye también una buena noticia, porque el electorado podría recuperarse mediante una modificación de las propuestas políticas”. Muchos ciudadanos volverían a participar en los comicios, si percibieran que la política se ocupa de sus necesidades.

Renuencia de los más pobres

“Los políticos y los ciudadanos se alejan cada vez más unos de otros”, concluye Opaschowski. Pero es errada la generalizada apreciación de que sobre todo la gente joven se abstiene de votar. “Encontramos abstencionistas en todos los rangos etarios”, indica Molthagen, agregando que “hay muchas personas mayores en el grupo de los que nunca acuden a las urnas”.

En el estudio de la FES llama la atención, en cambio, que muchos abstencionistas provienen de sectores menos acomodados. Molthagen habla de un “desequilibrio social de los resultados electorales”, indicando que “si determinados grupos se marginan de los comicios, sus intereses naturalmente estarán menos representados”. El investigador Klaus Hurrelman hace notar, por su parte, que quienes tienen menos educación y dinero se sienten excluidos de la sociedad y piensan que la política no puede modificar su situación personal. En consecuencia, no acuden a votar.

Klaus Hurrelmann, especialista en el estudio de la juventud.
Klaus Hurrelmann, especialista en el estudio de la juventud.Imagen: picture-alliance/dpa

En el caso de los jóvenes se requiere más educación e información política. Hurrelmann destaca que las “elecciones sub-18”, sumadas a clases de política, han reportado buenas experiencias. En las “elecciones sub-18” pueden votar los jóvenes de todas las nacionalidades que tengan menos de 18 años. También este año se celebrarán, nueve días antes de los comicios parlamentarios.

Desafío para la democracia

A largo plazo, una creciente abstención podría convertirse en un problema serio para la democracia, señalan los investigadores. A Dietmar Molthagen le preocupa la pérdida de legitimidad de quienes detentan el poder político. Teme que una baja participación electoral pueda minar paso a paso la democracia. “Tampoco se puede descartar que partidos populistas conquisten el favor de votantes frustrados”, advierte.

Hurrelmann y Opaschowski no van tan lejos. “La gente de hoy es demasiado espontánea, no quiere amarrarse”, opina el experto en prospectiva. A su juicio, en el futuro habría que incorporar activamente a la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones, a través de consultas populares. Pero también los ciudadanos deberían actuar, indica, señalando que “las personas que se manifiestan en Brasil o Turquía dan el ejemplo correcto”.

Autor: Arne Lichtenberg /Emilia Rojas

Editor: Enrique López