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¿A qué dios molesta el fútbol?

DW-WORLD5 de julio de 2006

Alemania e Italia cara a cara en una semifinal futbolística. Unas horas divertidas para cualquiera, un delito en Somalia. Los que osaron ver el partido tuvieron que enfrentarse a la represión, e incluso a la muerte.

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Somalia podría llegar a infectarse de occidentalismo... como Irán...Imagen: Ali-Akbar Ghanbari


Sí, el fútbol nació en Inglaterra. Sus raíces europeas no pueden negarse. Y sí, el fútbol es uno de los deportes por excelencia en el mundo occidental. Estos son hechos y sobre estos hechos se basa el Consejo Supremo Islámico de Somalia (CSIS) y su interpretación de la ley islámica, la "sharia", para considerar que el balompié es una nefasta influencia que debe ser prohibida.

Por alguna razón, los representantes de dios sobre la Tierra suelen tener la equivocada idea de creerse con el derecho a dictaminar lo que se puede y lo que no se puede hacer, tenga la cuestión que ver con dios o con las naranjas de la China.

Dos muertos por una semifinal

Pese a que los radicales islámicos de Somalia habían prohibido la retransmisión de los partidos del Mundial de Alemania 2006 en todos los territorios por ellos controlados, hubo a quien le pudo más la pasión futbolística que la advertencia divina.

Y las iras de dios cayeron sobre los pecadores mundialistas. En forma de disparos a bocajarro contra un centenar de jóvenes que protestaban frente a las puertas cerradas del cine donde habían empezado a ver el encuentro Alemania vs. Italia, y del que habían sido desalojados. Un adolescente y el dueño del cine murieron. Otras cuatro personas resultaron heridas.

Dhusa Mareb, el lugar en el que sucedieron los hechos, es el pueblo natal del líder del CSIS, el jeque Hassan Dahir Aweys. Según el CSIS, este tipo de actos, que se han dado ya en otras zonas del país, no son dictados por ellos sino fruto de interpretaciones particulares de la "sharia". Sin embargo, son ellos los que hablan del fútbol como una "influencia occidental perniciosa" y quienes han proclamado su ilegalidad.

El fútbol no es más que un juego, un deporte, o como mucho, un negocio. Una fuente de diversión, un lugar en el que volcar las pasiones, un entretenimiento. No merece la prohibición de las leyes ni en cualquier caso la muerte de nadie. La Justicia está para evitar otras cosas. La religión para ocuparse de otras cuestiones. Tarjeta roja. Sin necesidad de más comentarios.